EL JARRON DE LAS GACELAS
Por Elisa Simon
Cuando visité el palacio de la
Alhambra el año pasado, quedé maravillada al ver el jarrón de las Gacelas
expuesto en un lado del patio de los leones. Mi querida Mariam y yo nos
quedamos un rato admirando esta obra de arte nazarí.
El jarrón fue realizado en plena
época de esplendor del reino nazarí, bajo el emir Muhammad V y forma parte de
una colección de ocho jarrones que hoy día se encuentran distribuidos por
distintas ciudades el mundo.
Como siempre, intento imaginar el
alfar donde fue creado, situado quizá en las afueras de Granada en un taller
con un patio grande donde preparar la arcilla rodeado de distintas estancias
donde trabajar la cerámica. Gran cantidad de leña, troncos y virutas estarían
apiladas cerca de los hornos. Allí trabajarían un numero importante de maestros
ceramistas, aprendices y ayudantes. Cada uno tendría su tarea siguiendo siempre
las ordenes del maestro alfarero.
Mientras miraba los detalles de
este jarrón, pensaba en las manos del alfarero que debió moldear esta
gigantesca pieza en un torno, iría acariciando la arcilla, con delicadeza,
comenzando por una base muy estrecha para luego darle al cuerpo una forma
ovalada. El cuello o gollete y las asas con forma de alas se realizarían aparte
para ser añadidas y completar el jarrón.
Después de muchas horas de secado
al natural, hacía el jarrón su primera entrada en el horno, donde se cocía a
unos 960 – 980 grados. De esta manera se eliminaba todo resto de agua y humedad
del barro.
Seguidamente se bañaba el
jarrón con un barniz blanco, que los ceramistas hacían a base de oxido de plomo
y estaño. Con la pieza completamente esmaltada los artistas comenzaban a trazar
los dibujos que decoran el jarrón. Las gacelas, los atauriques, la caligrafía.
Sin dilación comenzaba la pintura,
que en el caso de este jarrón, son dos colores fundamentales; azul y dorado.
Para ello utilizaban oxido de cobalto para crear el azul. Los ceramistas
nazaríes aplicaban los colores con pinceles o plumas, con mucho cuidado y con pulso
firme, siguiendo las líneas del dibujo.
Se realizaba una segunda cocción
a una temperatura de unos 960 grados. El jarrón ya iba tomando su carácter con
el vidriado, pero faltaba aún la característica de la cerámica nazarí: el
lustre o dorado.
Ello se realizaba aplicando el
dorado, que se hacía a base de vinagre de sulfuros de plata y cobre. En este
último paso la leña empleada podía ser romero u otros arbustos que contienen
mucha resina y no se dejaba entrar oxígeno en el horno, de tal manera que se
producía mucho humo. Cuando el jarrón salía del horno estaba lleno de hollín. Los
alfareros con piezas de esparto en mano, realizaban con sumo mimo una frotación
para limpiar el jarrón que terminaba brillando con reflejos metálicos.
Le
pregunté a un amigo ceramista, cómo sabían los alfareros andalusíes a qué
temperatura estaba el horno. Y me dijo que gracias a la experiencia de los
alfareros conocían la temperatura del horno por el color de la llama, que es
blanca cuando alcanza la máxima temperatura.
Las protagonistas de este jarrón
son las gacelas, que se muestran en el tercio superior. Se trata de dos
hermosas y esbeltas gacelas una frente a la otra, en actitud de marcha, en
dorado, sobre un fondo azul con ataurique dorado.
La decoración se divide por una
franja horizontal que contiene una inscripción que dice: “ la felicidad y la
prosperidad” en cursivo granadino.
La parte inferior esta formada
por óvalos y triángulos azules entre atauriques y motivos vegetales.
La otra cara del jarrón muestra
dos gacelas azules, sin decorar, pisando un ataurique estilizado en azul y
dorado.
El cuello del jarrón esta
compuesto de franjas verticales en azul y dorado. Las asas con forma de alas,
repiten en los bordes la misma inscripción cúfica “ la felicidad y la prosperidad”
completado con motivos vegetales.
Cuando viajen a Granada, visiten
el Museo de la Alhambra donde este jarrón único en belleza tiene un lugar
privilegiado.
Agradezco la buena voluntad y
ayuda desinteresada de mi amigo Ramón Retamero, ceramista de Sevilla, por su
colaboración en este artículo.
BIBLIOGRAFIA:
- Catálogo de la exposición
“al-Andalus, las artes islámicas en España” Granada 1992
- el blog de Miguel Castillo
“Legado Nazari” http://legadonazari.blogspot.com.es/2013/04/ceramica-azul-y-dorada-nazari.html
- blog de mi amigo Ramón, para que vean el trabajo que hace. http://ramonretamero-pintura.blogspot.com.es
Es una pieza magnífica. Siempre que visito el Museo, el rato más largo lo paso allí, contemplándolo...
ResponderEliminarMuy interesante, saludos.
Muchas gracias por el artículo. Me ha parecido muy bien escrito. Conciso, directo y lleno de detalles. Es una pena que muchos granadinos no sepamos apreciar lo que tenemos tan cerquita y a la vez tan lejos.
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