lunes, 30 de enero de 2017

ALMUNIA DE LA BUHAIRA, SEVILLA

ALMUNIA DE LA BUHAIRA, SEVILLA 

Huella almohade en el barrio de Nervión

Por Elisa Simon 

En el moderno barrio de Nervión de la capital hispalense, se encuentran los restos de la almunia almohade "La Buhaira". Lo que hoy en día ha sido recuperado y puesto en valor, es una ínfima parte de lo que en su día ocupó una extensión que llegó a tener mínimo 78.000 hectáreas.



Desde el momento de la conquista cristiana en 1248 hasta finales del siglo XX, la almunia de La Buhaira fue víctima del olvido, del feroz progreso, de la insensible expansión de la ciudad y de la dejadez  de las administraciones. 


la Buhaira de Sevilla en medio del barrio moderno de Nervión
Durante mucho años, pasaba a diario por La Buhaira, ya que viví en Nervión durante 13 años. Desde la ventanilla del autobús fijaba la vista en aquel inmenso estanque y ese edificio que parecía antiguo y abandonado  ...  


acceso principal a la Buhaira, al fondo se puede ver el palacio neo-mudéjar del siglo XIX
Gracias al esfuerzo de los arqueólogos, científicos, historiadores e investigadores, que con su insistencia y esfuerzo se hicieron escuchar, podemos hacernos un boceto de lo que supuso en su día esta almunia y de cómo eran sus construcciones. Voy a seguir el trazado que, hasta hoy día, los expertos han podido determinar.

Estos palacios rurales andalusíes, llamados en castellano "almunia"( del árabe huerta o finca de campo), con sus jardines, huertas, campos de cultivos, albercas y torres de vigilancia eran comunes en al-Andalus. Sobre todo después de la caída del califato Omeya, cuando los gobernantes taifas intentaron imitar el estilo de vida omeya en sus respectivos territorios. Una de las almunias más conocidas fue, la del rey de Toledo al-Ma´mun (Palacio de Galiana). Los andalusíes sabían aprovechar y disfrutar de la fertilidad de la tierra, de la abundancia del agua y la benevolencia del clima mediterráneo. 


jardines de la Buhaira, Sevilla. 
La almunia almohade de la Buhaira de Sevilla, siglo XII, según los arqueólogos, tiene su origen en una, que existía al otro lado del arroyo Tagarete y a las afueras de bab al-Yahwar, donde el rey taifa al-Mu´tamid, en el siglo XI, disfrutaba de veladas poéticas y musicales. Hoy en día esa zona se llama Huerta del Rey. 


plantación de naranjos en los jardines de la Buhaira, junto al estanque 
Hacia el año 1171 el califa almohade Abu Ya´qub Yusuf logró unificar el territorio de al-Andalus bajo su bandera, después de vencer al rebelde andalusí ibn Mardanish en Murcia. El califa, enamorado de Sevilla, estableció la capital del imperio almohade en esta ciudad, en detrimento de la Córdoba Omeya. Se ocupó de expandir y embellecer una ciudad, que se había quedado muy pequeña, donde la población vivía apretujada en una medina laberíntica.  


fuente en el acceso principal a la Buhaira, Sevilla 
No sólo mandó construir una nueva mezquita aljama, con el alminar más hermoso del mundo conocido, sino que llevó a cabo numerosas obras para mejorar las infraestructuras y la defensa de la ciudad. El centro administrativo, comercial y religioso se trasladó hacia la zona sur de la medina. El maestro alarife encargado de llevar a cabo estas obras fue Ahmad b. Baso. 
Sabemos hoy día muchos detalles de estas obras, gracias al cronista de Beja, Ibn Sahib al-Sala en su  crónica "al-Mann bi-l-Imáma .. "(1).


palacio de la Buhaira, del siglo XIX, probablemente levantado sobre el antiguo almohade
Se aprovechó la antigua almunia taifa del rey poeta al-Mu´tamid para construir La Buhaira, La Laguna, llamada así por la inmensa alberca en torno a la cual se alzaba y se articulaba la zona residencial de la almunia.
La rodeaba inmensas extensiones de huertas y zona de cultivo que se extendían hasta donde alcanzaba la vista.


jardines de la Buhaira, reconstrucción de la zona palaciega 
Abu Ya´qub Yusuf solía salir a caballo, con sus hombres de confianza, para supervisar los avances, tanto en la construcción de la zona palaciega como en el área agrícola. Mandó traer toneladas de tierra fértil del Aljarafe. Desde distintos puntos de al-Andalus llegaron olivos, viñas, higueras, perales, manzanos, granados. Campos de trigo, cebada, lentejas, garbanzos, arróz, algodón, lino fueron ocupando poco a poco las extensas tierras de la Buhaira. 


jardines de la Buhaira, Sevilla 
Abu Ya´qub Yusuf contrató a los más renombrados agrónomos, botánicos y farmacólogos, quienes se afanaban en conseguir los mejores abonos y la máxima calidad de tierra fértil. La almunia de La Buhaira se convirtió en un auténtico laboratorio de experimentación para estos sabios de la naturaleza.
Los trabajos de plantación concluyeron recién hacia 1194, cuando se logró sembrar y cosechar todo tipo de verduras, legumbres, árboles frutales, plantas aromáticas y otras ornamentales.



Estas tierras eran regadas en abundancia a través del antiguo acueducto romano, cuya toma procedía de los manantiales cercanos a Qal'at Yabir (Alcalá de Guadaira). 

detalle del acueducto re aprovechado por los almohades para suministrar agua a la almunia
El califa mandó realizar una inmensa obra hidráulica, que a lo largo de unos 20km recorría el acueducto por tramos en superficie y otros subterráneos, optimizando así el uso de la conducción de agua. 


detalle de las canalizaciones de agua hacia el estanque de la almunia 
Los conductos entraban en La Buhaira desembocando en la alberca por el lado sur, que acumulaba el agua para el riego de las huertas.



arcos ciegos del conducto de agua hacia el estanque central de la Buhaira 
Nada quedó de este enorme esfuerzo que en su día realizaron cientos de personas. Pocos sevillanos son conscientes, cuando pasean por esta zona, de la importancia y el valor que tuvo esta almunia almohade. 

canalización de agua procedente de la cercanía de Alcalá de Guadaira


camino del agua, obra hidráulica almohade para el riego de la huerta y cultivos de la Buhaira



La alberca, sí, aún está. Es hermosa, de planta cuadrada. Era el eje central de la zona palaciega de La Buhaira, realizada en ladrillo y tapial, con muros reforzados con contrafuertes y adarajas para que soportaran los empujes del agua acumulada. Este gran estanque daba vida a toda esa extensión de tierra productiva y ofrecía diversión a la corte sevillana con las representaciones de batallas navales a escala real. Los 3.000m3 de agua quieta y mansa al contemplarla, proporcionaba paz al corazón de los visires e invitados. 


panoramica de la alberca almohade de la Buhaira, Sevilla 
El palacio almohade, lamentablemente ya no existe. Fue derribado para construir el actual neomudéjar del siglo XIX. 
Estaba orientado, por razones climáticas, hacia el oeste mirando a Sevilla y al estanque.  


detalle de las edificaciones de la Buhaira, Sevilla
Debemos imaginarlo, orientado hacia Sevilla y al estanque, compuesto de una estancia grande, más ancha que larga. A ambos lados se comunicaba con dos alcobas, separadas por arcos lobulados. A lo largo de estas dependencias había una galería soportada por pilares de ladrillo. La única entrada de luz se hacía desde dicha galería. Todo ello cubierto por un tejado a dos aguas y custodiado por dos torres en los extremos.  


alberca con canalización de tubería de agua 
Mirando hacia la izquierda, existía una qubba, es decir, un pabellón de pequeñas dimensiones situado también frente al estanque. Hoy sólo queda su cimiento. Tenía forma cuadrada, alzado en ladrillo y  con un pequeño canal de agua con un andén de tránsito. 


lugar que ocuparía la qubba cuadrada mirando al estanque 
Al igual que en la almunia de Alcázar Genil en Granada y en muchas otras ciudades, esta zona residencial estaba rodeada de hermosos jardines, donde el rumor del agua y la fragancia de las rosas se mezclaba con el dulce aroma de jazmines y azahares.


restos de edificaciones almohades con edificio del siglo XIX y XX 
En ese vergel, los visires de la corte sevillana, el gobernador, el califa, los invitados sabían disfrutar de la naturaleza, del ocio y de la diversión. La música, la poesía y el canto se acompañaba de ricos manjares regados por suaves caldos y zumos naturales ...  Dicen que en 1195 durante la visita a Sevilla del califa almohade Abu Yusuf Ya´qub al-Mansur y su séquito, se alojaron en La Buhaira. Otro ilustre invitado fue el califa an-Nasir, después de la trágica batalla de las Navas de Tolosa de 1212.   


puerta de origen mudéjar de entrada a la almunia Buhaira, Sevilla

NOTA: 

1.- Ibn Sáhib al-salát, nacido en Beja, cronista de la dinastía almohade. Su crónica lleva el título de  al-Mann bi-l-imáma ""ala l-mustad''afina bi-an ya^'ala-hum Allah a Hmma wa-ya^'ala-hum al-wàritln wa-zuhür al-imàm Mahdî al-muwahhidîn . Según la doctora y catedrática María Jesús Viguera Molins la traducción sería " «Don del imamato a quienes no correspondía que Dios les hiciera imames ni les concediera ser herederos [de la soberanía], y aparición del Imam Mahdí de los almohades"  Se conserva sólo parcialmente y fue traducida por  Ambrosio Huici Miranda " Historia política del imperio almohade" Ibn Sahib al-Sala Tetuán 1957

BIBLIOGRAFÍA: 

- Fernando Amores Carredano y Manuel Vera Reina "al-Buhayra- Huerta del rey"
- El último siglo de la Sevilla islámica 1147-1248 Magdalena Valor Universidad de Sevilla
- Sevilla Almohade Magdalena Valor ed. Sarriá 2008


  

miércoles, 25 de enero de 2017

ALCÁZAR GENIL, GRANADA


QUBBA DE ALCÁZAR GENIL, GRANADA 

Una joya nazarí escondida entre bloques de viviendas 
 
Por Elisa Simon




Durante nuestra última visita a Granada, nos volvimos a encontrar con mi querido amigo José María García-Consuegra Flores, con quien comparto esta pasión por al-Andalus. José nos propuso visitar juntos Alcázar Genil. Nos citó en el Paseo del Violón, frente al moderno edificio del Palacio de Congresos. Comenzamos a caminar, mientras José explicaba, con detalle, las excavaciones e investigaciones arqueológicas que se están realizando en esta zona desde hace ya varios años, en algunas de las cuales él mismo participó como arqueólogo. 
La descripción que hizo fue tan esclarecedora, que fui capaz, de trasladarme en el tiempo ...  
 
acceso a Alcázar Genil, el templete posterior fue añadido en el siglo XIX
De pronto, me encontré en medio de la vega granadina, la medina amurallada, quedaba a cierta distancia, distinguí la silueta de los alminares de la colina del Albaycín y el contorno de la fortaleza justo enfrente, en la colina de la sabiqa. El cauce del río Darro discurría entre ambas colinas, buscando las aguas del río Genil. Éste regaba con abundacia y generosidad la fructífera vega granadina. En la confluencia de ambos ríos, los ziríes construyeron un puente y un dique o muro de contención, que fue reforzado por los almohades. De esta manera pudieron encauzar el río.

 Citando las memorias del rey zirí abd Allah

"una hermosa llanura, llena de arroyos y arboledas, que, como todo terreno circundante está regado por el río Genil (wadi Shanili),que baja de Sierra Nevada (Yabal Shulayr)" 

desde el interior de la qubba, el canalito de agua llegaba en su día hasta
la alberca de 121m de largo x 28m de ancho
La extensión almohade de Granada se hizo hacia la rivera izquierda del Genil.   Hacia el 1218 el gobernador almohade sayyid Ishaq ben Yusuf mandó construir una almunya. "Munya" en árabe significa huerto, granja o finca de campo. José seguía describiendo cómo podía haber sido esta almunya, llamada "qasr al-sayyid" en tiempos almohades. 
 Me contó que se extendía a lo largo de varias hectáreas, donde se combinaba un área residencial o palaciega con huertas y campos de cultivos, todo ello protegido por una fuerte muralla con torres de vigilancia. Gracias a las aguas del Genil, dos acequias regaban de forma generosa las huertas de hortalizas y los campos de trigo y olivos. Un número considerable de personal de la almunya se encargaban de las tareas agrícolas.

Las palabras de mi amigo José, me hicieron atravesar los muros de tapial y me encontré con una sublime belleza, semejante al paraíso. 


trabajo de yesería nazarí, conserva los colores originales, realizado en tiempo de Yusuf I


interior de la qubba con fuente de suelo en el centro y el acceso a una de las
dos alcobas laterales
detalle de la decoración geométrica y cenefa con inscripciones en árabe

Mirando hacia un lado se encontraban las distintas edificaciones, unas de forma rectangular con hermosa galería sostenida por pilares de ladrillo y paños de sebka, que jugaban con la luz tenue del sol invernal. Pequeñas ventanas con arcos lobulados asomaban hacia el jardín, de donde emanaba una dulce fragancia de los arboles frutales y flores que abundaban entre pequeñas fuentes de suelo con sus canalitos de agua. Este delicioso jardín almohade tenía una enorme y larguísima alberca, en cuyas aguas quietas se reflejaba parte de la rica arboleda que la rodeaba. Era habitual que estos estanques de las munyas fueran el escenario de naumaquias, donde siempre terminaban hundidos los barcos castellanos para el deleite de los invitados. Unos hermosos arriates de arrayán circundaban el inmenso estanque, que contenía unos 6.700m3 de agua. 


detalle de la yesería con las ventanas de celosía y parte del mocárabe que sostiene la techumbre


decoración geométrica en yeso con colores originales del siglo XIV  
Caminos de rosales decoraban los andenes del jardín, los arbustos de granados mostraban, con orgullo, sus frutos rojizos, mientras que los naranjos hacían lo propio con las naranjas a punto de cosecha. Un poco más alejado del estanque y detrás de los edificios residenciales los cipreses se alzaban al cielo en busca de Dios, mientras los olmos ofrecían cálida sombra a una zona del magnífico jardín. Por un momento me imaginé la magia de estos jardines bajo un cielo estrellado y a la luz de la luna, donde el resplandor de antorchas y candiles se unía al suave susurro del agua y la dulce melodía del laúd ...


arcos de entrada a una de las dos alcobas laterales

detalle de la decoración de los arcos 

José me sacó de mi letargo, para mostrarme la única edificación que sobrevivió a mil avatares a lo largo de la historia. A un costado del estanque, se encuentra una pequeña y hermosa qubba, hoy día rodeada y oculta por bloques de viviendas. Esta qubba de Alcázar Genil nos quiere mostrar un ínfimo atisbo de lo que en su día fue la almunya almohade, embellecida, aún más, bajo los nazaríes


arco de entrada a una de las alcobas laterales de la qubba 
El sultán Isma´il emprendió la primera reforma en 1319, después de la sonada victoria nazarí de la batalla de la Vega contra Castilla. Esta derrota cristiana dio lugar a la firma de unos tratados de paz consecutivos, otorgando a los nazaríes una era de bienestar y prosperidad.  
Mandó entonces levantar la torre-bahw o torre pabellón, a un costado del estanque. Es un espacio pequeño e íntimo, de forma cuadrada, donde los nazaríes recibían a los invitados. Lo debemos imaginar con una exuberante decoración de yesería, datada en tiempos de Yusuf I (1333-1354).  


trabajo de la yesería con inscripciones cúficas del siglo XIV 


inscripciones cúficas en los muros de la qubba 

Esta qubba es una auténtica joya nazarí. Al acceder la vista se dispersa en todas las direcciones, por la belleza de las yeserías de sus muros y la impresionante cubierta. 
José me dijo que los colores de la yesería son originales. Dorados, rojos, azules, verdes. La geometría impera en forma de estrellas de 8 y 12 puntas. Los lazos más grandes contienen en el centro frases en árabe alabando al sultán. Todo ello se dispone de manera ordenada entre cenefas con inscripciones ensalzando a Dios. 




detalle de la decoración del arco de entrada a la qubba nazarí. A un lado se ve la techumbre y
al otro la puerta de entrada  
A medida que subimos la mirada, se entrecorta la respiración al contemplar la bellísima techumbre. La luz se abre camino a través de hermosas ventanitas con fina celosía, dispuestas de cinco en cinco en cada lado. Justo por encima de ellas se desliza, elegante, a su alrededor un friso de mocárabe. 


muros y techumbre sobre las ventanas con un friso de mocárabe
y armadura de madera cuadrada con ataurique

Esta compleja técnica alcanzó su máximo esplendor en época nazarí. Se trata de la combinación geométrica de innumerables prismas  de madera yuxtapuestos, que sostienen el armazón de madera. El colofón lo ofrece la impresionante la cubierta a base de ataurique, el resultado es tan perfecto que parece que flotara en el aire. 


magnífica techumbre nazarí de la qubba de Alcázar Genil 
Perdí la noción del tiempo, mientras José me indicaba los añadidos del siglo XIX, yo veía el suelo cubierto de ricas alfombras persas, quedando en medio la fuente de suelo con su canilito que salía hacia el jardín en busca del gran estanque. A ambos lados de la entrada, las taqas, con jarras de cerámica vidriada, daban la bienvenida al visitante, ofreciendo agua fresca. Si bien se han perdido sus inscripciones, éstas podrían describir la función de la qubba en perfecta rima. La pequeña qubba tiene dos alcobas a los lados, que me imagino dispuestas con mesas bajas y redondas, un diván corrido a lo largo de la pared y mullidos almohadones, donde los invitados disfrutarían de zumos naturales, dátiles y frutos secos.

Hacia un lado de la qubba de alcázar Genil, existe aún la zawiya almohade que pertenecía a la almunya, y que hoy alberga la ermita de San Sebastían. Debemos imaginarla con una cúpula. Según dicen, fue en dicha zawiya donde el rey Boabdil debió entregar las llaves de la ciudad a los Reyes de Castilla y Aragón en 1492. 

antigua zawiya almohade, hoy ermita de San Sebastian junto a Alcázar Genil


antigua puerta de entrada a la zawiya almohade, hoy convertida en ermita de San Sebastián
junto a Alcázar Genil
Parece ser que la madre de Boabdil, Aixa, vendió esta almunya a una familia judía y ésta se la vendió a otra y así el destino de esta finca de recreo fue pasando de mano en mano hasta que en el siglo XX el Estado se hizo cargo de lo poco que quedaba de la enorme almunia. 

Gracias a personas como José María, arqueólogo e historiador y otros investigadores y científicos nosotros hoy podemos hacernos un cuadro y conocer cómo los gobernantes andalusíes disfrutaban y se divertían en este entorno rural envuelto en naturaleza. 





Datos de José María García-Consuegra Flores,historiador y arqueólogo de Granada, licenciado por la Universidad de Girona, obtuvo el dipluma de Estudios Avanzados (D.E.A.) con el trabajo “El Castillo de Salobreña en época medieval” durante los cursos 2004-2007, dentro del Programa de Doctorado “Arqueología y Territorio” de la Universidad de Granada. Miembro del S.E.L. (Salobreña estudios locales) y administrador del blog Patrimonio bajo Guadalfeo ( patrimoniobajogaudalfeo.blogspot.com.es ). Tiene publicado varios artículos en Academia.edu, participó con un magnífico capítulo en el libro “Salobreña, de sus orígenes a la Edad Media”, editado por el Ayto. de Salobreña. Arqueólogo profesional, en la actualidad trabaja en la recuperación y puesta en valor de los restos de Bab al-Ramlá de Granada, popularmente conocido como Arco de las Orejas.