domingo, 26 de julio de 2015

MEZQUITA DEL ALCAZAR DE JEREZ, CADIZ

LA MEZQUITA DEL ALCAZAR DE JEREZ DE LA FRONTERA, CADIZ

Por Elisa Simon

“Xerish es una plaza fuerte, de mediana extensión, ceñida por murallas. Sus alrededores son de un agradable aspecto, porque está rodeado de viñedos, olivares e higueras. El terreno produce también trigo y los artículos de subsistencia están a un precio razonable.” – al-Idrissi, siglo XII – descripción de Jerez andalusí




Un soleado día de Febrero llegamos a Jerez, donde nos encontramos con nuestras queridas amigas de Brasil, Patricia y Renata, que estaban participando en el festival de Flamenco. Un caluroso abrazo y lágrimas de alegría dieron paso a un entretenido almuerzo. Para una buena digestión decidimos comenzar un paseo. Nuestra charla y risa retumbaba por las estrechas calles y plazas de la ciudad antigua, hasta que llegamos a la alcazaba almohade.





Desde el exterior tiene el aspecto de una imponente fortaleza con sus fuertes muros de tapial y numerosas torres cuadradas y una octogonal, que protegen un enorme espacio.  De aquella fortaleza, donde residía el gobernador y donde estaría establecida la guarnición militar, quedan pocos vestigios, uno de ellos es la mezquita. ¡Una auténtica joya almohade! Es la única que queda en pie de las 18 que hubo en tiempos andalusíes en esta ciudad. La pequeña y austera mezquita está situada en la esquina norte del alcázar y junto a la puerta de la muralla de la ciudad que comunicaba con la medina.

arcada cristiana que precede el ingreso a la capilla de Santa María la Real, antigua mezquita almohade 

Desde esta puerta de la medina, con ingreso en recodo, llegamos a un pequeño espacio, una placita con naranjos y al fondo una alberca.  En esta pequeña plaza se encontraba en el siglo XII el acceso principal a la mezquita privada, que usaría el gobernador, sus funcionarios y mandos militares. Alzamos la vista y quedamos encantadas con el coqueto alminar cuadrado realizado en ladrillo con un pequeño remate. Aunque haya sido reformado según mi humilde opinión no ha perdido su encanto almohade.


alminar almohade con yamur 
alminar almohade en ladrillo 



A partir de la puerta de entrada a la mezquita, se suceden varios hermosos arcos de herradura enmarcados en sencillos alfices al estilo almohade. Uno tras otro, de forma simétrica y perfecta, llevaron nuestra mirada hasta el fondo, donde vislumbramos el mihrab aún en penumbra debido a la luz.

vista desde la puerta principal a la antigua mezquita del alcazar de Jerez 

Llenas de emoción atravesamos la puerta principal que nos trasladó al pasado. De pronto estábamos en un lugar donde se podía captar la esencia que pretendieron sus constructores. Un patio cuadrado, encantador e íntimo, donde el único sonido era el chapoteo del agua, que surgía del surtidor de una pequeña fuente a ras del suelo. El patio esta arropado con arcos de herradura en ladrillo siempre con sus alfices que se sostienen sobre pilares también en ladrillo. La luz de tarde del mes de febrero ya no atravesaba el patio y sin embargo, lucía de forma mágica. La belleza a base de sencillez conserva una elegancia sublime.

patio de abluciones 


En silencio, sin querer romper la magia, ingresamos en la sala de oración. Estábamos solas, tuvimos el privilegio de poder disfrutar de esta mezquita a nuestro aire. Mientras Daniel filmaba, en la sala sólo se oía nuestro susurro comentando lo excepcional de esta construcción.

La sala de oración ocupa un único espacio, no hay naves ni columnas dividiendo la sala. Fue construida en ladrillo formando un cuadrado, que está cubierto por una magnífica y enorme cúpula octogonal realizada en el mismo material. En las cuatro esquinas de la sala se hallan arcos cobijando pequeños triángulos, en los dos pequeños “arcos triangulares” del muro de la qibla conservan unas cupulillas ochavadas, dando así la importancia necesaria a la zona del mihrab. 

sala de oración cuadrada, ocupando un único espacio, con el mihrab 


El mihrab también cuadrado guarda la austeridad típica almohade, cuya fachada esta compuesta por un arco de herradura en ladrillo, con su esbelto alfiz, una cúpula reconstruida cubre este espacio sagrado.

mihrab cuadrado, con fachada en arco de herradura
enmarcado en un alfiz austero

Ya en época cristiana, el rey Alfonso X de Castilla, mandó construir un altar dedicado a la virgen María y desde entonces la mezquita pasó a ser consagrada como templo católico bajo el nombre capilla de santa María la Real.

Patricia, Renata y nosotros no nos queríamos ir de aquel encantador lugar, pero nos esperaba aún los jardines y los baños almohades …. Así que este paseo tendrá continuación ….

Patricia, Renata y yo




lunes, 20 de julio de 2015

CASTILLO DE SILVES, PORTUGAL

ALCAZABA DE SILVES, PORTUGAL

Por Elisa Simon

Shilb andalusí, es una ciudad con encanto, situada en un lugar hermoso y donde casi debajo de cada piedra Shilb cuenta su historia. Expertos arqueólogos  investigan y excavan, sin cesar, tanto en la ciudad, como en la comarca así como en el interior de su imponente alcazaba, en busca de más luz sobre el período andalusí de esta hermosa ciudad junto al río Arade. Para este artículo también he recibido la gran ayuda de nuestro querido amigo Jose Alberto Ribeiro. El paseo por este hermoso castillo medieval lo realizamos con él, como ya verán en el video. 





Especialmente es de agradecer la incansable labor de la arqueóloga Rosa Varela Gomes y Mario Varela Gomes de la Universidad Nova de Lisboa, que han editado varios trabajos sobre las sucesivas campañas de excavaciones que se están realizando en el interior del castillo. Han contribuido también los trabajos de Estácio da Veiga quien visitó el castillo y lo dejó descrito hacia 1878. Los distintos estratos de excavaciones han llegado a encontrar restos de edificios y objetos de uso diario datados entre los siglos VIII hasta el siglo XIII, hasta el momento.



vista al castillo, Silves - Portugal 

Además de la arqueología son importantes las investigaciones de las fuentes escritas, que son escasas, sin embargo, sí se encuentran descripciones de Shilb en los libros de viajeros, los geógrafos, como al-Idrissi o al-Himyari, nos han legado verdaderas joyas, donde describen no sólo la ciudad y su entrono sino la sociedad y la economía de la zona. Los poetas andalusíes expresan, desde el corazón, su vínculo personal e íntimo con esta hermosa ciudad.

Shilb no fue una ciudad importante en a-Andalus, como lo fue Córdoba, Sevilla o Granada, pero sigue siendo una ciudad con carácter propio y muy orgullosa de su pasado andalusí. Lo vemos en sus plazas, fuentes y nombres de calles.
La historia de su alcazaba va de la mano de los personajes que la habitaron a lo largo de los siglos. Sirvió como residencia de los gobernadores y señores que rigieron la ciudad en distintas épocas hasta su conquista cristiana en 1248. En el interior del recinto fortificado estaría establecida la guarnición militar y las viviendas de los funcionarios de la administración, además de la residencia palatina del gobernador y su familia.  


vista del castillo desde el otro lado del río Arade, Silves - Portugal

A la hora de hablar de la fortaleza, debemos tener en cuenta ciertas características de Shilb. Esta situada sobre una pequeña colina, a cuyos pies se despliega un fértil valle por donde fluye el río Arade que desemboca en el Atlántico a sólo 12 kilometros, en Portimao. Este río fue navegable, por lo que Shilb contaba con un puerto fluvial importante en el occidente de al-Andalus. Los montes, yabal al-yanna, de los alrededores ofrecían abundante madera para la construcción de navíos, de ahí que los astilleros andalusíes estuvieran en uso durante todo el período andalusí. De hecho fue en Silves, donde el emir abd ar-Rahman II mandó construir la flota que debía llevar una embajada andalusí dirigida por al-Ghazal hacia la tierra de los mayus, (vikingos) de Dinamarca.
A lo largo del río, se sucedían los molinos que suministraban abundante agua a los campos, las huertas, los jardines y la ciudad.
Al Idrissi menciona el importante mercado que había en la medina, se exportaba a todo al-Andalus los higos que tenían gran renombre. El árbol que más abunda es el manzano. Se produce gran cantidad de miel.
La población silvense andalusí era de origen yemení, hablaba un árabe muy puro, dominaban tan bien el idioma, que la gente , de diversa condición, era capaz de improvisar versos en cualquier situación. Silves contó con numerosos intelectuales, como poetas, juristas, historiadores, secretarios a lo largo de varios siglos.

Durante el emirato, cuando el estado andalusí se estaba aún consolidando, se alzó contra el emir abd ´Allah, un jefe local, llamado Yahya ibn Bakr, de origen muladí que parece ser fortificó una fortaleza ya existente, probablemente romana e incluso anterior. 

De época califal se ha datado los cimientos de un edificio de planta cuadrada con patio central, junto con restos cerámicos de procedencia oriental. Más adelante ofrezco más detalles.
A la caída del califato, en 1031, Silves y su alcazaba se convirtieron en tierras de una familia local, ´Isa ibn Muhammad y su hijo ´Amid al-dawla. Más tarde los señores de la alcazaba pasaron a ser de los Banu Muzayn, padre, hijo y nieto. Hasta que finalmente, hacia mitad del siglo XI el rey de Sevilla, al-Mu´tadid, logró anexionar esta ciudad a la taifa de Sevilla. Al-Mu´tadid nombró gobernador de Silves a su segundo hijo llamado Muhammad, quien siendo un adolescente se estableció en el palacio de al-Xarajib, donde vivió los momentos más felices de su vida. Allí disfrutó de la amistad del poeta Ibn ´Ammar y según parece fue allí donde conoció a la mujer de su vida, llamada Rumaikiyya, más tarde convertida en la gran señora de Sevilla, bajo el nombre de ´Itimad. Estos grandes amores, fiestas, sesiones poéticas, se celebraron entre los muros de ese palacio magnífico que algunos comparaban con los más bonitos de Bagdad.


restos de palacio almohade, finales del siglo XII, castillo de Silves - Portugal 

Después del período taifa, en la alcazaba de Silves se hizo fuerte un personaje fundamental en la historia andalusí, originario de esta ciudad y que se enfrentó a los almorávides hacia finales del siglo XI y principios del XII. Se llamaba ibn Qasi, un hombre muy cercano al pueblo, que organizó la llamada “revuelta de los aspirantes”. Era un hombre que poseía la sabiduría sufí, gracias a sus enseñanzas logró tener muchos seguidores. Desde su ribat lanzaba arengas contra los gobernantes almorávides. Ibn Qasi le abrió las puertas de al-Andalus a los almohades, quienes lo nombraron gobernador de Silves, por lo que su residencia estaría en la alcazaba. Los grandes trabajos de ampliación y mejoras tanto en la ciudad como en la alcazaba se hicieron bajo esta dinastía almohade.

De hecho su trazado actual es de origen almohade, de forma poligonal e irregular, con una fuerte muralla de tapial y revestida con el gres de Silves. El llamado gres de Silves es un compuesto de arenisca colorada de la zona, mezclada con barro, se le añade arcilla, grava, arena y cal. De este material están construidas las robustas murallas del castillo que tenía en sus mejores tiempos hasta tres líneas de murallas defensivas, tal como relató un cruzado que ayudó al rey cristiano a conquistar la ciudad. “ está ceñida por muros y fosos, de tal arte que ni una sola choza se encuentre fuera de sus murallas y dentro de ellas había cuatro órdenes de fortificaciones.” Hoy en día, la alcazaba ocupa una superficie de unos 12.000m2.  Se trata del mayor castillo andalusí del Algarve. Once son sus torres, dos de ellas albarranas, que están unidas a la muralla por un arco al camino de ronda del castillo. Algunas de ellas fueron remodeladas en los siglos XIV y XV. La torre más monumental, llamada Celoquia o bury, fue reconstruida en 1227 posiblemente por uno de los hijos del califa almohade Abu Yusuf Yaqub, según recoge una lápida conmemorativa descubierta en las cercanías. Algunas torres fueron remodeladas bajo los cristianos, como queda evidente en las bóvedas así como en las puertas ojivales. La muralla de la alcazaba está unida a la muralla de la medina.


zona excavada en el interior del castillo de Silves, Portugal 

En los años 40 se hicieron obras de restauración, cuyos resultados quedaron en fotografías, que pudieron contribuir a los trabajos de años siguientes. Desde hace ya varios años se están realizando labores de investigación con excavaciones arqueológicas en el interior de la alcazaba. La arqueóloga Rosa Varela Gomes y el arquitecto Mario Varela Gomes están realizando importantes aportaciones. Desde 1984, están llevando a cabo sucesivas campañas gracias a la colaboración de la Universidad Nova de Lisboa y la Municipalidad de la ciudad de Silves, así como el propio Museo. La primera gran campaña fue desde 1984 hasta el 2001, luego siguió otra entre 2003 y 2007.  En la actualidad se están realizando más trabajos de catas, sondeos, prospecciones electromagnéticas y excavaciones, dividiendo las zonas de estudio en cuadrados, con la colaboración de estudiantes de arqueología de la Universidad, donde Rosa es profesora titular.

Durante la campaña entre 2003 y 2007 se ha descubierto los restos arquitectónicos más antiguos hallados hasta el momento que están situados en la zona norte del castillo. Se trata de restos muy deteriorados y de estructura basilical. Según los expertos, de esta edificación sólo quedan algunos cimientos, debido a su desmantelamiento y posteriores edificaciones superpuestas.

De los inicios de época andalusí, apenas quedan los muros y algunos pilares de un edificio defensivo, situado en la zona central del actual castillo, fabricado en tapial de planta cuadrada con un gran patio central y rodeado de una galería porticada y datado hacia el siglo X. Se trata de una construcción de influencia oriental, queriendo quizá emular las fortalezas omeyas de Siria o Jordania de principio del siglo VIII. Rosa y Mario Varela Gomes han encontrado piezas de cerámica originarias de la zona de Oriente Medio en la capa más profunda, donde interpretan como “el resultado de los desechos con diversos materiales, utilizados en la nivelación que regularizan zona de pendiente, la creación de terraza y que permite la edificación de construcciones durante el siglo noveno… “  (Gomes, 2003: 480)
Las excavaciones realizadas junto al acceso al castillo en la zona sur fueron identificadas con restos de objetos y edificaciones califales, muchos de cuyos objetos están expuestos en el Museo Arqueológico de la ciudad.


zona del hammam, con posible alberca, castillo de Silves, Portugal 

letrinas del hammam almohade, castillo de Silves, Portugal 

A lo largo de estos años de investigaciones se han catalogado una infinidad de objetos de uso diario, en diversos materiales. Lo más abundante es la cerámica, realizada con diferentes técnicas, desde las más sencillas en pasta en colores claros, esmaltadas, con reflejo metálico, en cuerda seca, la mayoría de ellas coloreadas. Los objetos lo componen ollas, cantaros de distintos tamaños, jarras, tazas. Muchos de estos objetos están expuestos tanto en el Museo Arqueológico como en el interior de las torres del castillo. 

A lo largo de estos años, ha quedado al descubierto un grupo de viviendas almohades, que podrían pertenecer al palacio de los gobernadores. Este palacio fue construido sobre otros de tiempos anteriores, según los expertos, el famoso y mítico palacio de las Varandas del al-Mu´tamid parece encontrarse ahí debajo, según los restos encontrados. Se ha estudiado uno de sus salones del palacio de las Varandas, ricamente decorado con arcos con fragmentos en estucos, con incisiones y pinturas en colores negro, turquesa, rojo oscuro y anaranjado, así como elementos ornamentales de pared con motivos en caracteres epigráficos, fitomorficos y geométricos, pintado en los colores antes mencionados. Nos quedan los poemas con versos descriptivos de aquel hermoso palacio, donde su gobernador, el futuro rey al-Mu´tamid, vivió su dorada juventud junto a sus dos grandes amores, Ibn ´Ammar y Rumaikiyya. 

Han localizado, hasta ahora, tres silos subterráneos para almacenamiento de trigo, con distintas capacidades que podían almacenar entre 30.000 y casi 50.000 kilos de cereales.
Se han localizado tres cisternas, en una de ellas, posiblemente de origen romano,  han encontrado restos de fragmentos cerámicos andalusíes. Su forma es rectangular y contaba hacia el exterior con una gran pozo circular para extraer el agua. Debido a sus pequeñas dimensiones, los expertos opinan que podría tratarse de un pozo cisterna para un jardín de una casa particular. 
Otra de las cisternas es la llamada “de los Caes” se trata de un pozo-depósito con apertura rectangular, de mediano tamaño, podría corresponder a una antigua mina, transformada en pozo por los andalusíes. Según los restos hallados, el agua podría ser elevada por una noria, ya que se han encontrado restos de alcatruces.


bóvedas de la gran cisterna almohade, castillo de Silves, Portugal 
Una de las construcciones más importantes en el interior del castillo es el gran aljibe rectangular de origen almohade, seguramente realizado después de 1189, cuando la ciudad y el castillo fue recuperado para los andalusíes. Este enorme aljibe abasteció de agua a la fortaleza y a la ciudad. Tiene una capacidad de 1.300.000 litros de agua, que podía abastecer hasta 12.000 personas durante un año entero. Está compuesto por seis pilares centrales que sostienen las cuatro bóvedas de cañón y está reforzado por otras seis columnas adosadas a las paredes del aljibe. Tiene unos siete metros de altura, se accedía por una pequeña escalera. En el suelo había canalizaciones para la limpieza del agua. De ahí la teoría de que este aljibe se construyera después de 1189, ya que durante la primera conquista cristiana, los almohades se rindieron al rey de Portugal solo tres o cuatro meses de asedio. En caso de haber tenidos los silos y la gran cisterna hubieran resistido más tiempo. 

La zona visible y adaptada para la visita cultural se encuentra al este del castillo y adosada a la muralla y junto a una torre. Allí es donde se sitúa el palacio almohade, que consta de un complejo de unos 250m2, construida en tapial con base de muros en piedra. La entrada se hacía a través de un zaguán. Las estancias rectangulares con suelo de grandes lajas coloradas,  distribuidas entorno a un patio central de 9 x 2,60m porticado y adosado a la muralla. El patio contaba con tres arcos dobles polilobulados sobre columnas con bellos capiteles. Tal como se han hallado y cuyos restos están expuestos tanto en el Museo como en la torre del propio castillo. La sala principal daría a este patio que estarían decoradas con motivos geométricos y fitomórficos pintados, con puertas de madera. Este palacio tendría una planta superior con galería abierta al patio en madera y con tejado, ya que se han hallado tejas en la zona. Junto a este palacio que tenía una zona pública y otra privada, la privada con un jardín interior con pequeña alberca con canalización. Desde este jardín se tenía acceso a las habitaciones privadas.  A través de una calle se llegaba  a los baños, los cuales están distribuidos siguiendo los cánones de los hammamat andalusíes y que miden unos 220m2. Contaban con patio, atrio, vestíbulo, las tres salas diferenciadas y letrinas. La zona de caldera y leñera estaba en el exterior del palacio. En esta zona se han encontrado restos de frascos de vidrio que podrían ser perfumeros.


arcos dobles polilobulados del patio almohade, castillo de Silves, Portugal 

zona excavada del palacio almohade. castillo de Silves, Portugal 
Los últimos trabajos realizados se están llevando a cabo en la zona oeste del castillo y adosada a la muralla. Se trata de la residencia del comandante del castillo o el alcaide ya en tiempos cristianos, posiblemente de los tiempos del Infante don Henrique. Se trata de restos arquitectónicos de planta rectangular y alargada, quedan ruinas de la planta baja, parte de las escaleras y estaba compuesto por siete habitaciones. Otro tramo de escalera daría acceso al camino de ronda y dentro de una de las salas se han hallado restos de arcos ovijal, en gres de Silves. En otra zona de esta residencia se ha identificado un ingenio azucarero movido por tracción animal. La residencia del alcaide se prolongaba hacia el este, parece que contaba con un patio interior, en el cual estaría integrado el pozo-cisterna llamado “dos Caes”, en castellano, de los perros.


recreación de jardín andalusí, castillo de Silves, Portugal 


El castillo de Silves prosiguió su vida bajo dominio cristiano, como una de las fortificaciones más importante de la Península Ibérica.
Varios terremotos e incendios acabaron con las valiosísimas y seguramente magníficas instalaciones andalusíes, y gracias a las labores de investigación en varios frentes podemos conocer cómo pudieron haber sido.


Jose A. Ribeiro en primer plano y su Joao al fondo. castillo de Silves, Portugal 


Después de tanta arqueología nada mejor que cerrar este post con poesía, aquella alusiva a Silves. Al-Mu´tamid e Ibn ´Ammar son los máximos exponentes, pero no los únicos que dejaron hermosos versos inspirados en ella. Quizá el poema que todos tenemos guardado en la memoria es el que al-Mu´tamid le recitó a su amigo, el poeta Ibn ´Ammar, cuando éste partió hacia Silves para ocupar la plaza de gobernador de la ciudad y la comarca y dice así:




“Saluda en Silves, oh Abu Bakr, los lugares amados que tu sabes,
 y pregúntales si han conservado mi recuerdo.
Saluda especialmente al palacio de al-Xarajib,
de parte de un joven caballero que siente todavía  
la misma pasión por el.
Eran moradas llenas de leones y de blancas gacelas.

¡Ah, que hermosa era la guarida, que hermoso era el albergue!

 ¡Cuántas noches deliciosas entre sus sombras con mujeres de generosos cuerpos y finas cinturas!

Blancas y morenas, atravesando mi alma 
como blancas espadas y morenas lanzas.
¡Cuantas noches he pasado en la presa del rio, 
retozando con una Mujer cuyo brazalete recordaba la curvatura de la luna!

Se quitaba la tunica del tierno talle

y era como un capullo que se encendia en flor;

La noche pasaba, escanciandome de su mirada,

o de su copa, o de su boca;

Tañía las cuerdas de su laud, y era como si oyese

los tendones de los cuellos al ser cortados.”





Por su lado el visir, poeta y amigo de al-Mu´tamid, desde el exilio en Zaragoza trazó estos versos para su amigo recordando los tiempos mozos en Silves:



“¿Como mencionarte Silves,
sin derramar una lágrima,

como la del amante enternecido,

o de ti, Sevilla,

sin que se me escape un suspiro de ansiedad?”

Sois tierras vestidas por la fina lluvia, como la túnica de la mocedad, 
la mocedad que se desvaneció, cuando me sustrajo mis amuletos.
Me invadió el recuerdo de los amores ardientes, 
como se consume el fuego violento en lo mas profundo de mi corazón.
¡Oh, aquellas noches mias!

¡Que me importaba a mi la censura! Nada me desviaba del amor más loco.

El insomnio invade mis languidos ojos, y sufro por la silueta de esbelto talle.
¡Cuantas noches hemos pasado en el embalse, en medio de las corrientes sinuosas del río, que se deslizaban como serpientes moteadas.
Esas corrientes pasaban junto a nosotros, después se alejaban como si se tratara de envidiosos que quisieran dejarnos su maledicencia.  
En el lugar que habíamos escogido
el jardín nos visitaba,

haciendo traer sus presentes

en manos de los vientecillos olorosos de la brisa.

El sol, nos asperjará de estrellas,

¿A quien se mostrará ahora esta noche oscura? 

Aquella noche, esa era la nuestra,sin la presencia del censor

de tal modo, que nos sentíamos en lo mas secreto de un hombre discreto.”





BIBLIOGRAFIA:

- www.castelodepaderne.blogspot.com 

-  Trabalhos de arquitectura 35 de Rosa Varela Gomes. Silves (Xelb), una cidade do gharb al-Andalus: A Alcáçova – 2003

- Xelb 9, actas do 6º encontro de arqueología do Algarve, Silves, 2008 – Rosa Varela Gomes, “O Castelo de Silves, contribuíos da investigaçao recente

- Cristaos e muçulmanos na Idade Média Peninsular. Encontros e desencontros. Rosa Varela Gomes, “O Castelo de Silves – do templo cristao á mais antiga fortificaçao islamica. 2011   

- Xarajib, revista do centro de estudios luso-árabes, Silves, 2002 

- Itinerario Cultural de almorávides y almohades. Fundación Legado Andalusi 2003





lunes, 13 de julio de 2015

MUSEO ARQUEOLOGICO DE SILVES, PORTUGAL

MUSEO ARQUEOLOGICO MUNICIPAL DE SILVES

Por Elisa Simon

En Febrero del año pasado hicimos un corto viaje al sur de Portugal. Una de las alegrías de este viaje, fue conocer en persona a nuestro amigo José Alberto Ribeiro, su esposa y su hijo. Son unas personas maravillosas y muy generosas. Disfrutamos juntos del concierto en homenaje al rey al-Mu´tamid en Beja y al día siguiente fuimos hacia Silves.
Entre los lugares que visitamos juntos, estaba el Museo Arqueológico de Silves. José nos hizo de anfitrión y guía magnífico y amable. Mi marido Daniel, cámara de video en mano, mientras que José, Joao y yo con nuestras cámaras quisimos captar  momentos, que hoy son lindos recuerdos.



El museo fue inaugurado en 1990 y se construyó entorno al pozo-cisterna almohade hallado durante unas excavaciones en los años 80. El museo alberga piezas que abarcan desde tiempos prehistóricos, restos de época romana y posteriores hasta llegar al período andalusí. En la sala principal y en dos plantas se exponen las piezas y restos andalusíes hallados tanto en la ciudad de Silves como en los alrededores de la región.

pozo-cisterna almohade, siglos XII/XIII.
Las vitrinas se ordenan cronológicamente. En ellas se exhibe sobre todo piezas y fragmentos cerámicos, aunque también se ven piezas realizadas en otros materiales, como el metal, para uso diario, como para armamento o el vidrio en botellas, vasos y demás objetos cotidianos o el hueso, empleado en bellas piezas como torres de ruecas, agujas, peines, cabo de cuchillo. Destacan también la colección de juguetes para niños, en forma de pequeñas figuritas antropomórficas.

vitrina con piezas cerámicas de uso diario, con distinto tipo de decoración

cerámica taifa, candiles y redomas con decoración sencilla

José hizo hincapié en el empleo de la cerámica, que se extendió ampliamente debido a su carácter resistente al paso del tiempo, su bajo coste y la abundancia de materia prima en la zona. Comentamos José y yo, que los habitantes de la cuenca mediterránea y Portugal emplearon este material desde tiempos remotos. A lo largo del tiempo y gracias al intercambio comercial y cultural, las técnicas y características de la cerámica se fueron implantando. Desde los romanos, pasando por los bizantinos y las culturas de Oriente. Todo ello influenció en la cerámica andalusí desde los primeros tiempos, hasta que adquirió un carácter propio según la zona. 

trozo de piedra con inscripción en árabe

fragmento de cerámica almohade con estampillado con verde manganeso


En época andalusí la cerámica tuvo una evolución, en un inicio algo desigual, si bien, sobre todo bajo los almohades, se logró una uniformidad a nivel del territorio andalusí. José nos fue explicando cómo evolucionó la cerámica a lo largo de todos estos siglos. En los primeros tiempos emirales y califales, la cerámica de gharb al-Andalus se mantuvo un tanto arcaica, en comparación con la riqueza ornamental de la zona de madinat az-Zahra, por ejemplo. Seguramente se deba a la situación geográfica de Silves, en el extremo occidental andalusí. Si bien gracias a los intercambios comerciales y la evolución de las estructuras económicas y sociales de las ciudades, se produjo también un desarrollo en las técnicas cerámicas a lo largo de los siglos.

recipiente para agua, con dos asas 

tazas con dos asas y decoración para uso diario 

fragmento de plato con figura de ave. esta representación esta relacionada con el alma, según la tradición

De esta manera se exhiben en el museo piezas de cantaros, jarros, platos, redomas, tazas de una y dos asas, cantimploras y demás recipientes de uso cotidiano, con decoración sencilla en un solo color, otras bicolor y otras policromadas. Algunas con trazados geométrico, otras más sencillas, unas con algún simbolismo de protección contra el mal de ojo en otras sin ninguna aparente intención. En cuanto a las técnicas de decoración se pueden ver fragmentos cerámicos de piezas estampilladas, otras decoradas en verde manganeso, otras vidriadas, en cuerda seca y hasta simples decoraciones con trazos en color blanco. En algunas vitrinas se ven piezas con inscripciones cúficas, que contienen bendiciones, buscando la protección divina. En algunas piezas óseas, aparece la inscripción “En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso”. Los especialistas indican que esos huesos pudieron ser empleados como material de construcción de una mezquita, ya que fueron hallados envueltos en mortero y cal.


candiles de pie alto de época taifa 

detalle de gran cántaro de agua con estampillado de época almohade 
José y yo nos tomamos nuestro tiempo para ver bien lo que más nos interesaba, sacamos fotos, muchas fotos, mientras que Daniel filmaba. Con atención escuché la historia del pozo-cisterna, que es la pieza estrella del Museo.

pozo almohade, pieza clave del museo y al fondo la muralla almohade integrada en el museo
El pozo-cisterna fue construido en gres de Silves por los almohades, siglos XII/XIII, para asegurarse el agua intramuros de la ciudad. El agua provenía del río de Silves, llamado Arade. Se trata de un río navegable, que desemboca en el Atlántico a unos doce kilómetros de la ciudad, en Portimao. En época andalusí el puerto fluvial de Silves fue muy importante en esa zona de al-Andalus, contaba además con unos astilleros magníficos. Los bosques de la zona proveían de la mejor madera para la construcción de la flota andalusí.

En el siglo XII/XIII los almohades hicieron grandes obras de mejoras en la ciudad y fue así como construyeron este pozo. Tiene una profundidad de unos 18 metros, tiene forma redonda con un radio de unos 5 metros. Abrazando a este pozo circular hay una escalera en forma de caracol y que llega casi hasta el fondo del pozo. Se han abierto tres ventanas a distintos niveles desde donde extraer el agua facilitando así el trabajo.

José me llamó para mostrarme un brocal de pozo también de tiempos almohades. El material empleado es el mismo gres característico de Silves y fue hallado en la parta más elevada de la ciudad. Según parece pertenecía a una gran cisterna subterránea.

brocal de pozo almohade
Otra de las curiosidades que se encuentran en este museo es una placa apotropaica, que servía para ahuyentar el mal. Esta pieza fue hallada en el castillo de la ciudad. Fíjense en los motivos que simbolizan los dos mundos el celestial y el terrenal.

placa apotropaica almohade
Después de varias horas en el museo, donde hemos disfrutado mucho, no sólo hablamos de temas andalusíes, sino también de otras aficiones que compartimos, decidimos ir hacia nuestro siguiente destino …. El castillo de Silves … pero tendrán que esperar a la próxima entrega. Querido amigo José, fue un placer y una alegría para el corazón haber disfrutado contigo y tu familia y es una felicidad para el alma haberte conocido y ser hoy amigos.   




BIBLIOGRAFIA: 

DIRECCION BLOG DE JOSE ALBERTO RIBEIRO

- Os signos do Quotidiano. Gestos, marcas e símbolos no al-Andalus -Catálogo da exposiçao no campo arqueológico de Mértola, 2011 
- arte islámica - Museo de Mértola 


jueves, 9 de julio de 2015

PALACIO DE GENERALIFE

PALACIO DEL GENERALIFE 

Por Elisa Simon

Siguiendo el camino de la visita al recinto de la Alhambra, bordeamos la muralla, para llegar a la colina del Generalife, situada junto a la de la Sabika, desde donde disfrutamos de magníficas vistas a la Alhambra y la ciudad de Granada. Es un paisaje único, en el marco de un conjunto inseparable donde la vegetación y la monumentalidad se desarrollan hasta el día de hoy.







El palacio del Generalife era una almunia, es decir una finca de recreo para los emires nazaríes, rodeada de amplias huertas escalonadas separadas por muros de contención, hermosos jardines con surtidores y la zona de la dehesa. Esta última la usaban los emires para la cría de caballos y como coto de caza. El palacio del Generalife y la zona del entorno los mandó construir el emir Muhammad II (1273-1302), quien consolidó el reino nazarí y tuvo que hacer frente a los conflictos con sus parientes de Málaga y Guadix. Era un hombre culto y especializado en materia jurídica.   

Lo excepcional del recinto de la Alhambra y su entorno es que sigue vivo hasta hoy en día. Los jardines nazaríes se han ampliado con jardines renacentistas, manieristas, románticos y modernos. La zona de huertas de origen medieval, se siguen explotando en la actualidad. La vegetación del entorno que en su origen contaba con especies como el jazmín, el alhelí, el lirio, el ciprés o el naranjo amargo, se fue modificando y adaptando desde el siglo XVII y sobre todo en el siglo XIX con la introducción de especies de otras regiones y continentes, como el plátano o castaño de Indias.



Tanto los jardines como las huertas no serían posibles sin la indispensable presencia del agua. Los nazaríes diseñaron una compleja infraestructura hidráulica consistente en la construcción de una presa (azud) que desvía las aguas del río Darro hacia una acequia excavada en la roca a media ladera. Esta acequia recorre unos seis kilómetros, dirigiendo el agua que baja por gravedad hasta alcanzar la Alhambra por la otra colina colindante, “colina del Sol”. A partir de aquí entra y atraviesa el Generalife regando con sus ramales y tomaderos las huertas y los jardines.

Paseando entre fuentes y jardines renacentistas llegamos hasta la entrada al palacio del Generalife. Se han dado varias interpretaciones a este nombre, uno de ellos es Yannat al-´Arif, el jardín del alarife, tal como lo menciona el poeta y visir Ibn al-Yayyab de la corte de Muhammad II. Accedemos por un patio que se asemeja más a la entrada a una casa de campo más que a un palacio, el cual se articula entorno a un patio central. Este patio, llamado de la acequia presume de ser uno de los más antiguos del mundo aún en uso, datado en el silgo XIII.  Este patio ajardinado es atravesado longitudinalmente por una larga y estrecha alberca por donde fluye el agua de la acequia real, que es la principal arteria hidráulica del recinto de la Alhambra. Los típicos “chorritos” son del siglo XIX. Este patio sufrió algunas remodelaciones en época cristiana. En su origen se trataba de un patio ajardinado cerrado donde se desarrollaba la vida doméstica. Debemos tener en cuenta que se trataba de un palacio de recreo, de ocio, donde la intimidad era una premisa importante. En ambos extremos de este patio de la acequia, se abrían pabellones con salas privadas para el descanso y  disfrute de los emires. En tiempos de los Reyes Católicos se abrió el patio hacia el paisaje, perdiendo así su carácter íntimo. 




El pabellón norte es el más bonito y mejor conservado. Se trata de una galería porticada compuesta por cinco arcos cuyas albanegas están decoradas con paños de sebka calados. 

























 Esta galería da acceso al sala regia, cuya entrada se realizaba a través de tres arcos, que descansan sobre columnas con hermosos capiteles en mocárabes. Las albanegas de esta entrada están decoradas, la central con ataurique calado y las laterales con paños de sebka calados. ¡Es una auténtica belleza! 








Junto a la entrada a la sala hay dos taqas, es decir, nichos abiertos en los muros  donde depositar jarras de agua y que llevan inscripciones en árabe. Se trata de versos del poeta y visir antes mencionado, Ibn al-Yayyab. Los versos dicen lo siguiente: 

“ Entra con compostura, habla con ciencia, sé parco en el decir y sal en paz.” 

“ A aquel cuyas palabras son hermosas debe respetársele” 

Estos versos indican el carácter de estas salas, como estancias para el ocio, y si los emires debían despachar asuntos de Estados, se debía hacer a la mayor brevedad y luego abandonar la sala. Por otro lado, sí se permitía que los poetas visitaran y permanecieran en el palacio, para recitar poemas en honor a los emires. 



Ibn al-Yabbab vivió unos 75 años, de los cuales 50 ocupó el puesto de visir y poeta. Permaneció al servicio de hasta seis emires nazaríes, desde Muhammad II hasta Yusuf I.
El emir Muhammad II creó la oficina de Redacción o Diwan al-Insha, donde visires y poetas componían qasidas en las celebraciones, fiestas y acontecimientos familiares, victorias militares, alardes y loas a los emires. Casi todas ellas quedaron inmortalizadas en los muros de este recinto palaciego.

Un poema de ibn al-Yayyab inscrito en la entrada del pórtico dice:

“Sobre este palacio de peregrina belleza,
brilla la grandeza del Sultán.
Brilla su belleza y sus flores,
la lluvia de las nubes le cubre generosamente.
Las manos de sus creadores bordaron en sus lados
bordados que parecen flores de jardín.
Su salón parece una desposada que ofrece a la comitiva
nupcial, su belleza tentadora.
Le basta tener la alta nobleza de que
sea el califa el que prodiga sus cuidados. “

En el mismo pórtico el poeta dejó escrito la función de este pórtico con taqas para el agua:

“ Es un arco en el salón más feliz,
por servir a la majestad como mirador.
¡Por Dios! Qué bello es, levantado a la
derecha de un rey incomparable.
Los jarrones que aparecen en él
Son como doncellas subidas a lo alto. “


El interior de la sala regia consta de dos alcobas laterales, decoradas con bella yesería en la parte superior de los muros con ventanas pequeñas con celosías en yeso que dejan pasar la luz, en este caso no aparece alicatados en los zócalos de la sala. El emir Isma´il II abrió un mirador en 1319 tras su victoria en la batalla de la Vega.



Dejamos atrás esta hermosa e íntima almunia, siguiendo el recorrido del recinto, llegando a la zona más elevada del Generalife donde ascendemos por la escalera del agua. Se trata de una escalera primitiva muy modificada a lo largo del tiempo, con tres zonas de descanso, donde se encuentran pequeñas fuentes. A ambos lados de esta larga y algo empinada escalera, hay sendos canales por donde fluye el agua a gran velocidad, agua procedente también de la acequia real. Este lugar se torna mágico al escuchar el rumor del agua, bajo la sombra de la arboleda y donde la luz juega de forma caprichosa entre los destellos del agua.



La visita a esta recinto palaciego de la Alhambra es una experiencia, es un aprendizaje, es un deleite y un placer, las sensaciones que provocan los distintos espacios convierten a este lugar en algo único en el mundo con un valor incalculable en todos los sentidos.  


Elisa y Daniel, somos de al-Andalus a Sefarad

BIBLIOGRAFIA:

- La arquitectura en la literatura árabe – María Jesús Rubiera. Libros Hiperión
- Historia de España Menendez Pidal tomo VIII-4 el reino nazarí
- parte del contenido del curso online “la Alhambra, historia, arte y patrimonio” organizado por la Universidad de Granada y el Patronato de la Alhambra y Generalife