sábado, 1 de febrero de 2014

La huella andalusí de Niebla

 Labla al-Hambra 

La huella andalusí de Niebla






Llegamos a Niebla, justo al día siguiente de haber finalizado la Feria Medieval en el mes de Noviembre. Del 31 de Octubre al 3 de Noviembre, la ciudad revivió su época andalusí y medieval recreando la artesanía, gastronomía, música, etc. Habían transcurrido días de diversión con afluencia de muchos visitantes, por lo que comprendimos, el merecido descanso del lunes de nuestra primera visita.




Cámaras en mano nos adentramos en el trazado medieval y nos dejamos sorprender por los tesoros que alberga Niebla. El castillo, sus murallas con cinco puertas, Iglesias que fueron mezquitas, pero vamos por partes: 
La ciudad es una joya medieval en el oeste de Andalucía, situada en una llanura del suroeste de la provincia de Huelva, se levantó sobre un promontorio rodeado en parte por el río Tinto.
A lo largo de los siglos, contó con una población estable dedicada a la minería, agricultura y ganadería. En la Edad del Cobre, Bronce y Hierro, tartesos, fenicios y romanos, habitaron en este importante enclave, dejando visibles huellas y vestigios.  


Entre los siglos VIII y XIII Labla (nombre de Niebla andalusí) fue capital de la cora (distrito), que abarcaba desde Campo de Tejada hasta Huelva y Gibraleón, protegida por murallas rojizas, de ahí el nombre de Hambra, con fuertes torres cuadradas, puertas que se cerraban por la noche y la imponente alcazaba en uno de sus ángulos, convirtió a Niebla en una ciudad inexpugnable.




Su río llamado Tinto, por el color rojizo producido los  minerales, que contienen sulfuros de metales (hierro), llegaba hasta las mismas puertas de la ciudad, contando así con un puerto fluvial. Intramuros, la medina se desarrolló a partir del trazado romano de la antigua villae Ilípula.


En los alrededores de Labla al-Hambrá,  se hallaban alquerías que proveían de verduras, frutas y hortalizas a la ciudad, siendo la vid uno de los cultivos más extensos. Junto a la cuenca del río Tinto se seguía desarrollando la extracción de metales como el cobre y bronce, para convertirlos en obras de arte tales como candelabros, candiles, aguamaniles y estatuillas, muy apreciados en las casas andalusíes. Una de las actividades más importantes de Labla fue el teñido de telas para lo cual se empleaba el azófar (cobre y cinc), aceche y caparrosa. El cielo de Labla pertenecía a los halcones, de los mejores y más apreciados de al-Andalus, los maestros halconeros de Niebla estaban al servicio de los gobernantes andalusíes.


castillo de Niebla, con barbaca. 
Los geógrafos andalusíes la describieron así:    

El geógrafo al-Idrissi la describió: “Niebla es una villa antigua, consta de mediana extensión y ceñida por fuertes murallas. Al Oriente corre un río que viene de las montañas y que pasa muy cerca de ella bajo un puente. Se hace en Niebla bastante comercio y hay algunas producciones útiles … De Niebla al Océano hay seis millas. Allí está un brazo de mar, y sobre él la villa de Huelva, poco considerable, pero bien poblada; ceñida por muralla de piedra, provista de bazares en los que se hace negocio y se ejercitan en diversos oficios. Cerca de la ciudad está la isla Saltis, que está rodeada por todas partes por el mar. … Esta isla tiene poco más de una milla de longitud y la villa está situada al mediodía. Allí hay un brazo de mar que coincide con la desembocadura del río de Niebla … En cuanto a la villa de Saltis, no está rodead de murallas ni tienen puerta alguna. Las casas están reunidas y hay un mercado. Se trabaja el hierro, industria que se rechaza en otras partes, porque es muy penosa, pero que es muy común en los puertos de mar, en los lugares donde amarran los grandes y pesados barcos de transporte. Los mayus se han apoderado en varias ocasiones de esta isla, y los habitantes, cada vez que oían decir que venían los normandos, abandonaban la isla precipitadamente.”

Iglesia Sta. Ma. de la Granada, antigua mezquita aljama, patio de abluciones

Otro geógrafo al-Himyari: “ciudad antigua, con vestigios antiguos, solidas murallas descansando sobre cuatro figuras esculpidas y un puente en las proximidades sobre el río Tinto”
Al-Udri geógrafo del siglo XI: “La cora de Niebla tienen abundantes bendiciones que le aportan toda clase de beneficios. Abunda en terrenos llanos y su cártamo es excelente. Entre sus particularidades se encuentran las magníficas pieles teñidas de rojo con un curtido especial que imita al que se elabora en Taif. En sus tierras de labor hay toda clase de productos así como animales. Estos factores recompensan a los que allí habitan por sus beneficios y sus buenas cosechas. En Niebla se encuentran productos del mar, por su proximidad al océano, y de la tierra. Sus uvas son exclusivas del lugar, no se encuentran otras parecidas.”

Iglesia de San Martín, puerta mudéjar en ladrillo

El geógrafo del siglo XI nacido en Huelva, al-Bakri: “Niebla reúne en sí las ventajas de otras coras, pues es rica en olivares, higueras y variedad de frutales. Produce excelente carmín de excelente calidad y flores de alazor; pero lo más notable son sus cueros teñidos de rojo, magníficamente curtidos … Es, finalmente, Niebla a un tiempo llana y montuosa, continental y marítima.”


paño de muralla con la puerta de Sevilla, protegida por torre cuadrada, se distinguen las demás torres de la muralla andalusí 
A partir del siglo VIII se asentó en Niebla el yund (contingente) yemení, iniciando la formación de una medina, que a lo largo de los siglos se desarrolló hasta alcanzar su aspecto actual. Durante el emirato de Abd ar-Rahman I, constituyó uno de los focos rebeldes contra el poder central, bajo el líder Sa´id al-Yahsubí. En el 844 sufrió, al igual que otras ciudades, el ataque de los mayus (vikingos). Hasta el 916 Niebla no se sometió al  califa de Córdoba  Abd ar-Rahman III.
A partir de ahí, la medina se fue extendiendo, con la construcción de la mezquita aljama, reutilizando un templo visigodo, hammam y zocos fueron dando servicio a la población. La alcazaba se levantó en el ángulo norte de la ciudad, donde vivía el gobernador, sin embargo Labla aún no se había convertido en la fortaleza infranqueable de los siglos XII y XIII.

puerta del Buey, con ingreso en recodo, arco de herradura dentro de alfiz esbelto   
A raíz de la descomposición del califato cordobés, se alzó en Niebla, Ahmad ibn Yahya al-Yahsubí (1023-34 a 1041-42), miembro de una de las familias más importantes de la ciudad,  que se ocupó de la seguridad y bienestar de su gente, formando un principado taifa. Bajo su mandato, la ciudad vivió un período de paz y prosperidad. Se inició con este personaje la dinastía de tres generaciones de los banu Yahsubíes (1), que culminó con la anexión de Niebla a la poderosa taifa sevillana bajo los banu Abbad en el 1053-54. El señor de Sevilla, al-Mu´tadid era un hombre ambicioso y su codicia le llevó a emplear la fuerza y violencia para obtener para sí las pequeñas taifas colindantes a Sevilla.
Después del año 1090, bajo el dominio de los almorávides, Labla fue gobernada por Yusuf al-Bitruyi. Es probable que en el siglo XII la muralla se reforzara empleando tapial y reutilizando las piedras de la defensa romana. Por el lado sur y el este, gozaba de la defensa natural de su río Tinto, por lo que en esa zona no necesitó la construcción de tantas torres, mientras que el lado opuesto, no solo se encontraba la alcazaba sino también un gran número de torres cuadradas.   

Durante el gobierno almorávide surgió en al-Andalus un movimiento sufí atendiendo  la demanda social, que buscaba respuestas y consuelo en los maestros de la mística. En la zona de Niebla, gran parte de la población se unió al sufí Ibn Qasi.
Abu l-Qasim Ahmad b. al-Husayn b. Qasi nacido en Silves, de origen muladí, fue un líder sufí fundador del movimiento de los Muridin. Se sabe que uno de sus maestros fue Ibn Jalil de Niebla, de hecho parece ser que la ciudad contaba con una zawiya, donde los  maestros, como Ibn Jalil o Jalaf al-Sakuni, iniciaban a sus discípulos. Ibn Qasi en un momento de su vida decidió abandonar su trabajo, repartió sus bienes entre los más necesitados y construyó un ribat en las afueras de Silves. En aquel ribat se reunieron sus seguidores, llamados “muridin” (novicios). Ibn Qasi, se alzó contra el poder almorávide, logró tomar Mértola en 1144, estableció allí su baluarte, desde donde extendió su poder por casi todo gharb al-Andalus. Mientras esto estaba ocurriendo aquí, en el Magreb se constituía un nuevo movimiento, los Almohades (almuwahhidun – los que reconocen la unidad de Dios) 
Ibn Qasi acudió a ellos en busca de ayuda, contribuyendo así a su llegada a la Península a partir del año 1145. La ciudad de Niebla que apoyó la causa de Ibn Qasi abrió las puertas a los Almohades. Sin embargo, poco después de su asentamiento en al-Andalus, las buenas relaciones se truncaron y nuevamente surgieron voces de sedición. Niebla fue una de las ciudades que se levantaron contra los recién llegados magrebíes. La respuesta almohade fue contundente en forma de masacre ocurrida en 1154, donde incluso el señor de Niebla sufrió un intento de asesinato. A raíz de de estos hechos, el contingente almohade fue expulsado de la ciudad. La desmedida violencia empleada fue reprobada por el emir almohade Abd al-Mu´min, el cual hizo regresar al ejército y envió uno nuevo al frente de Yusuf ibn Sulayman.  

Los años siguientes a 1155 fueron para Niebla de prosperidad y estabilidad hasta principios del siglo XIII, a lo largo de los cuales se realizaron trabajos de embellecimiento y mejoras de la mezquita aljama, la alcazaba y murallas con sus puertas. Después de la derrota en las Navas de Tolosa en 1212, comenzó el final del período almohade, el imperio se fragmentó en pequeños principados. En Niebla gobernó Shuayb Ibn Muhammad Ibn Mahfuz, desde 1234 hasta 1262, el cual comenzó siendo señor de Niebla y terminó dominando un territorio que abarcaba desde la desembocadura del Guadalquivir hasta el cabo San Vicente y Sierra Morena.

castillo de Niebla, antigua alcazaba de Ibn Mahfuz 
Hacia 1253 Ibn Mahfuz firmó un acuerdo con el rey de Castilla Alfonso X, convirtiéndose en su vasallo. De esta manera el rey castellano frenó el avance portugués y obtuvo ingresos por tributos. Este pacto fue roto por Alfonso X cuando decidió que ya no le hacía falta Ibn Mahfuz y fue a la conquista de Niebla, sitiando la ciudad durante nueve largos meses. No fue tarea fácil, los castellanos estuvieron a punto de abandonar debido, entre otros motivos, a una plaga de moscas en su campamento y lo inexpugnable de la ciudad, no había forma de entrar en ella.
En lo más crudo del asedio, Ibn Mahfuz haciendo una demostración de fuerza, mandó salir por una de las puertas de la ciudad a un buey bien cebado, con la idea de desmoralizar a los sitiadores. Desde entonces, dicha puerta recibió el nombre de “puerta del buey”.

puerta del Buey, decorada con tres arcos polilobulados

Las crónicas cristianas cuentan que “desde las murallas los sitiados se defendieron tirando piedras y dardos con artificios y tiros de trueno con fuego” lo cual indica que en el sitio de Niebla se empleó la pólvora con fines bélicos en la Península por primera vez.
A finales de Febrero de 1262, las fuerzas de la población e Ibn Mahfuz  ya no pudieron aguantar el hambre y las enfermedades y el señor de Labla aceptó la rendición.  A partir de ese momento Niebla pasó a formar parte del reino de Castilla. Ibn Mahfuz residió en Sevilla hasta su muerte. La ciudad fue entregada a los Guzmanes. Pero esa ya es otra historia …
Así culmina nuestro paseo por la intensa historia de Niebla en época andalusí. Espero que les haya gustado, el video adjunto a este artículo les mostrará los monumentos más importantes.

Por Elisa Simon


AGRADECIMIENTO: Agradecemos al señor Manuel Pérez Bernal, jefe de prensa del Excmo. Ayuntamiento de Niebla, por su buena disposición y colaboración para facilitarnos material de consulta y sobre todo el acceso a la Iglesia. Disfrutamos de un interesante paseo y nos invitó a una agradable conversación con un rico café.


NOTA:   la dinastía de los banu Yahsubíes
1-      Ahmad b. Yahya Tay al-Dawla (1023-34 al 1041-42) inició la dinastía
2-      Muhammad b. Yahya ´Izz al-Dawla (1041-42 al 1051-52) hermano de Ahmad, exiliado en Córdoba
3-      Fath b. Jalaf b. Yahya Nasir al-Dawla (1051-52 al 1053-54) sobrino de Muhammad, exiliado también en Córdoba

 BIBLIOGRAFIA:

-          Historia de España de Menéndez Pidal, tomo VIII-2 retroceso territorial   de al-Andalus
-   
-          Historia de España de Menéndez Pidal, tomo VIII-1 reinos de taifas
-          Los reinos de taifas y las invasiones magrebíes. María Jesús Viguera       Molíns. Colecciones MAPFRE
-      Reinos de taifas. Fragmentación política y esplendor cultural. Pierre      Guichard y Bruna Soravia. Editorial Sarriá.
-    Itinerario cultural de “almorávides y almohades”. Fundación Legado    Andalusí, edición 2003. 
-        Revista de las fiestas de Niebla, año 2012. Artículos:
 Presencia de maestros del sufismo en Niebla por Juan Carlos Cavero
 Conquista de Niebla por Alfonso X, Alejandro García Sanjuan  Universidad de Huelva

 ENLACES DE INTERNET relacionados con Niebla andalusí: 

- http://castelodepaderne.blogspot.com.es/2012/01/ibn-qasi-e-os-comecos-de-portugal.html

- http://eldivandenur.blogspot.com.es/2013/11/niebla-andalusi.html

- http://cosasdeniebla.blogspot.com.es/

- http://miniebla.blogspot.com.es/2011/05/cronicas-de-un-ignorante-v-ibn-mahfuz.html

2 comentarios:

  1. Estimada Elisa, me encanta que dediques parte de tu blog a Niebla, mi pueblo, pero sí quisiera hacerte una pequeña anotación, si me lo permites, ya que llevo rebatiendo desde hace algún tiempo algo que se ha tenido como cierto desde hace mucho tiempo (sinceramente no sé cuánto): es acerca del uso de la pólvora en Niebla, hecho con el que estoy en desacuerdo, pero para no soltarte un "ladrillo" te dejo el enlace a mi blog, de nuevo gracias por acordarte de Niebla
    Pelayo Castillo
    http://miniebla.blogspot.com.es/2012/07/niebla-la-ciudad-de-la-polvora.html

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  2. Hola Pelayo, muchas gracias por tus palabras. Soy seguidora de tu blog y así lo he reseñado al final del artículo como enlaces de internet con tu artículo sobre Ibn Mahfuz. La historia está llena de estas incognitas y me parece genial que hayas defendido tu opinión documentada en tu artículo y de esta forma crear un aliciente y un debate para los investigadores. Muchas gracias por tu comentario, te mando un saludo
    Elisa

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