´ABBAS IBN FIRNAS “el hakim al-Andalus”
El primer hombre que se atrevió a volar como los pájaros.
Por Elisa Simon
Ronda, ciudad natal de Abbas ibn Firnas |
El ser humano es por naturaleza curioso, busca respuestas a todo lo que le rodea. En esta gran
aventura del saber, al-Andalus ocupa un lugar preeminente, ya que muchos de estos sabios universales eran andalusíes. Uno de ellos
fue Abu l-Qasim ´Abbas Ibn Firnas ibn Wardas.
Nació en el año 810, en la bella ciudad de Ronda, en la provincia de Málaga. En aquellos tiempos se llamaba Takoronna y formaba parte del Emirato de ´abd al-Rahman II.
Ronda, ciudad natal de Abbas ibn Firnas |
Nació en el año 810, en la bella ciudad de Ronda, en la provincia de Málaga. En aquellos tiempos se llamaba Takoronna y formaba parte del Emirato de ´abd al-Rahman II.
´Abbas Ibn Firnás, desde muy joven mostró inquietud y curiosidad por casi todo. Pronto se trasladó a Córdoba, donde se formó académicamente
y gracias a sus dotes poéticas logró entrar en la corte del emir abd al-Rahman
II, donde Ibn Firnas coincidió con otros sabios como
el músico y cantor persa Ziryab, el cual innovó y revolucionó las costumbres en
al-Andalus y Yahya
al-Ghazal, médico y diplomático de ´abd al-Rahman II, quien realizó
embajadas importantes en nombre del emir a Bizancio o a la tierra de los mayus
(los vikingos).
http://dealandalusasefarad.blogspot.com.es/2012/08/embajada-de-al-ghazal-tierras-de-los.html
Ibn Firnás se mantuvo en la corte a la muerte del emir y prestó juramento de fidelidad a su hijo y sucesor el emir Muhammad I.
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Ibn Firnás se mantuvo en la corte a la muerte del emir y prestó juramento de fidelidad a su hijo y sucesor el emir Muhammad I.
Nuestro protagonista debió resaltar por su
carácter audaz. Era un ser con gran imaginación y un ingenio inmenso. En
la corte se dedicaba a la poesía para el
deleite del emir. Tenía también la responsabilidad de vaticinar el futuro con
la ayuda de la astrología. Ibn Firnas, además dedicaba gran parte de su tiempo a la investigación e inventiva de artilugios. Para algunos cortesanos, debió parecer un hombre
extravagante, sufrió la envidia y los celos de sus detractores. Era un hombre
con buen físico, de carácter despierto, que cultivó distintas y
variadas facetas culturales y científicas.
El cronista Ibn Hayyan dijo de él:
“realizó importantes descubrimientos científicos y que fue inventor de ciertos aparatos y artificios que reportaron beneficio y provecho a los andalusíes”… “inventaba objetos curiosos y dignos de reyes, artilugios maravillosos y que causaban asombro, con bellas figura y movimientos fantásticos por sus cambios de color y por hacer vaciar las aguas de las albercas y de otros lugares. Para erigir sus estatuas en el palacio y cuidar de su estructura mecánica, pidió ayuda a Asbag, maestro de los carpinteros, a quien enseñó cómo actuar…según las técnicas de su arte.”
“realizó importantes descubrimientos científicos y que fue inventor de ciertos aparatos y artificios que reportaron beneficio y provecho a los andalusíes”… “inventaba objetos curiosos y dignos de reyes, artilugios maravillosos y que causaban asombro, con bellas figura y movimientos fantásticos por sus cambios de color y por hacer vaciar las aguas de las albercas y de otros lugares. Para erigir sus estatuas en el palacio y cuidar de su estructura mecánica, pidió ayuda a Asbag, maestro de los carpinteros, a quien enseñó cómo actuar…según las técnicas de su arte.”
El
historiador y científico Julio Samsó en su libro “La Ciencia de los Antiguos” dice que, con Ibn
Firnas puede considerarse, que la ciencia y la tecnología andalusí empieza a
mostrarse productiva, pese a que no se trate de un auténtico hombre de
ciencias, sino más bien un cortesano con mucha curiosidad y que supo aprovechar
sus conocimientos.
Ibn
Firnas construyó e inventó artilugios para
distintos usos. Ibn Firnas construyó un reloj de agua llamado al-Maqata para el emir Muhammad I. Se
trataba de una maquina que funcionaba por el impulso del agua que caía de un
recipiente en otro por unos orificios o válvulas que se abrían y cerraban,
regulando el paso del agua y así medían el tiempo.
Gracias a Ibn Firnas, el
occidente islámico conoció la técnica de la talla del cristal de roca. Ibn Firnas inventó una fórmula para la fabricación del cristal obtenido de elementos minerales, que se puso en práctica en los hornos de Córdoba. Este descubrimiento incentivó la industria del vidrio.
Durante
el emirato de ´abd al-Rahman II se produjo un importante auge en la astronomía
y la astrología. No solo por el interés del emir en estas ciencias, sino
también por una serie de fenómenos astronómicos ocurridos durante su gobierno.
Hubo un eclipse solar casi total, luego un cometa atravesó el cielo
de Córdoba, la ciudad fue testigo de una lluvia de estrellas
fugaces y hacia el final de su emirato al-Andalus sufrió terribles inundaciones
causando la desaparición de multitud de aldeas y pueblos. Quizá con la idea de
tranquilizar la ansiedad de ´abd al-Rahman II, Ibn Firnas se ocupó de crear una
esfera armilar. Este instrumento
sirvió para fijar la posición de los astros en el cielo. Consistía en una serie
de anillos insertados unos en otros. Cada uno con sus correspondientes escalas
de medición, representando el ecuador, el horizonte, el zodíaco, etc. Estos
anillos giraban en torno a un eje que no era otro que el polo norte y el polo
sur.
En relación con la astronomía, nuestro
personaje estudió y empleó por primera vez en al-Andalus las tablas astronómicas de Sindhind
originario de la India y que llegó al mundo musulmán de la mano de al-Jwarizmi.
Estas tablas constituyen un sistema matemático astronómico para medir los
ciclos del universo conocido.
Insistía Ibn Firnas en la observación del
firmamento. Dicen las crónicas, que Ibn Firnás elaboró
una esfera de cristal y en su interior plasmó una representación del cielo con
estrellas y nubes, no contento con esto, construyó un mecanismo de luces y
sonido para imitar los rayos y truenos.
Ibn
Firnas es reconocido por estas hazañas científicas y técnicas, pero lo que
convirtió a nuestro científico intrépido en un hito fue su tenacidad por
intentar volar. Se pasaba horas y días observando los pájaros, los murciélagos y distintas aves. Su idea de volar se
convirtió casi en una obsesión.
La paciencia de su esposa debió alcanzar su máximo exponente, cuando advirtió que su marido estaba dispuesto a tirarse al vacío para ver si podía volar como los pájaros. Ibn Firnas debió de tranquilizarla, cuando le explicó que lo haría con ayuda de un artilugio. ¿Otro? Pensaría ella. La historia de la aviación cuenta, que Ibn Firnas observando las aves, estudió distintas formas de planear. Durante unos años estuvo construyendo una obra de ingeniería jamás visto hasta el momento. Buscó la madera adecuada para construir unas alas, que luego forró con tela de seda. Pensó que quedaría más bonito si las adornaba con plumas de aves rapaces. Los brazos del “aviador” irían sujetos a las alas de madera.
Esta máquina de volar parece ser que estuvo provista de algún tipo de mecanismo para controlar el vuelo. La cuestión es que en Córdoba no se hablaba de otra cosa, cuando el extravagante Ibn Firnas dio la noticia. Había convocado a los cordobeses a los pies de la Arruzafa, para que pudieran ser testigos del primer vuelo del hombre. Sus enemigos no tardaron en intentar desacreditarlo. Llegó el día fijado, una multitud se agolpó en los alrededores de la Ruzafa, hermosa almunia en las afueras de Córdoba. El gentío soltó un grito de asombro y señaló con el brazo a las alturas, cuando vieron aparecer a Ibn Firnas al borde de la colina, se colocó sus alas, fijó sus brazos a ellas, hizo un leve movimiento para ver si funcionaba el mecanismo y con toda la ilusión del mundo se lanzó al vacío.
¡Su corazón casi estalló de alegría! Planeó durante algunos minutos. Estaría maravillado de las vistas desde las alturas. La muchedumbre, eufórica, lanzaba gritos entusiasmados, otros injurias, sus enemigos expectantes deseaban que algo saliera mal. El emir desde las terrazas de su alcázar logró ver al hombre-pájaro planear. Todo iba bien, hasta que el vuelo comenzó su descenso. Había llegado el momento del aterrizaje. Ibn Firnas veía cómo el suelo estaba cada vez más cercano, veía que la velocidad que llevaba no le permitiría realizar una toma de tierra gradual. ¡Oh dios! Pensaría el pobre Ibn Firnás cuando se percató del inevitable batacazo contra el suelo. La multitud comenzó a agitarse al prever lo que estaba a punto de ocurrir. Ibn Firnás no pudo evitar el doloroso y espectacular impacto con sus nalgas y sus piernas contra el suelo. Dio varias volteretas hasta que quedó tendido e inmóvil. Aquella aventura la costó meses de reposo, parte del cual debió hacerlo boca abajo hasta curar las heridas traseras. La esposa de Ibn Firnas resignada lo cuidó, pero al menos consiguió tener a su inquieto marido durante meses tranquilito en casa. Sus enemigos se mofaron de él:
La paciencia de su esposa debió alcanzar su máximo exponente, cuando advirtió que su marido estaba dispuesto a tirarse al vacío para ver si podía volar como los pájaros. Ibn Firnas debió de tranquilizarla, cuando le explicó que lo haría con ayuda de un artilugio. ¿Otro? Pensaría ella. La historia de la aviación cuenta, que Ibn Firnas observando las aves, estudió distintas formas de planear. Durante unos años estuvo construyendo una obra de ingeniería jamás visto hasta el momento. Buscó la madera adecuada para construir unas alas, que luego forró con tela de seda. Pensó que quedaría más bonito si las adornaba con plumas de aves rapaces. Los brazos del “aviador” irían sujetos a las alas de madera.
Esta máquina de volar parece ser que estuvo provista de algún tipo de mecanismo para controlar el vuelo. La cuestión es que en Córdoba no se hablaba de otra cosa, cuando el extravagante Ibn Firnas dio la noticia. Había convocado a los cordobeses a los pies de la Arruzafa, para que pudieran ser testigos del primer vuelo del hombre. Sus enemigos no tardaron en intentar desacreditarlo. Llegó el día fijado, una multitud se agolpó en los alrededores de la Ruzafa, hermosa almunia en las afueras de Córdoba. El gentío soltó un grito de asombro y señaló con el brazo a las alturas, cuando vieron aparecer a Ibn Firnas al borde de la colina, se colocó sus alas, fijó sus brazos a ellas, hizo un leve movimiento para ver si funcionaba el mecanismo y con toda la ilusión del mundo se lanzó al vacío.
¡Su corazón casi estalló de alegría! Planeó durante algunos minutos. Estaría maravillado de las vistas desde las alturas. La muchedumbre, eufórica, lanzaba gritos entusiasmados, otros injurias, sus enemigos expectantes deseaban que algo saliera mal. El emir desde las terrazas de su alcázar logró ver al hombre-pájaro planear. Todo iba bien, hasta que el vuelo comenzó su descenso. Había llegado el momento del aterrizaje. Ibn Firnas veía cómo el suelo estaba cada vez más cercano, veía que la velocidad que llevaba no le permitiría realizar una toma de tierra gradual. ¡Oh dios! Pensaría el pobre Ibn Firnás cuando se percató del inevitable batacazo contra el suelo. La multitud comenzó a agitarse al prever lo que estaba a punto de ocurrir. Ibn Firnás no pudo evitar el doloroso y espectacular impacto con sus nalgas y sus piernas contra el suelo. Dio varias volteretas hasta que quedó tendido e inmóvil. Aquella aventura la costó meses de reposo, parte del cual debió hacerlo boca abajo hasta curar las heridas traseras. La esposa de Ibn Firnas resignada lo cuidó, pero al menos consiguió tener a su inquieto marido durante meses tranquilito en casa. Sus enemigos se mofaron de él:
“¡Quiso aventajar al
grifo en su vuelo,
y sólo llevaba en su cuerpo
las plumas de un buitre viejo!”
y sólo llevaba en su cuerpo
las plumas de un buitre viejo!”
A pesar de que Ibn Firnás no tuvo en cuenta construir una cola en el mecanismo, como él
mismo luego reconoció, no deja de ser un hecho científico asombroso y de suma importancia
en el año 852 en al-Andalus. ´Abbas Ibn Firnás se repuso de aquel accidentado
intento de volar. Continuó su labor investigadora y científica bajo el emirato
de Muhammad I. Ibn Firnás murió a la avanzada edad de 77 años en Córdoba.
´Abbas
Ibn Firnás es conocido y reconocido en los círculos astronómicos españoles. En
su Ronda natal han inaugurado hace unos años un centro astronómico que lleva su
nombre.
Recién en el 2011 la ciudad de Córdoba lo homenajeó dando nombre al nuevo puente sobre el Guadalquivir.
En el mundo árabe se lo considera casi como un héroe ibn Firnas es estudiado en las escuelas y es un personaje histórico muy conocido. Se han emitido sellos que llevan su imagen, en la carretera que lleva al aeropuerto de Bagdad hay una estatua en su honor, y uno de los aeropuertos de la misma ciudad lleva su nombre. En el Mall Ibn Battuta de Dubai hay una representación en maqueta colgada del techo con la imagen de Ibn Firnás volando.
Recién en el 2011 la ciudad de Córdoba lo homenajeó dando nombre al nuevo puente sobre el Guadalquivir.
En el mundo árabe se lo considera casi como un héroe ibn Firnas es estudiado en las escuelas y es un personaje histórico muy conocido. Se han emitido sellos que llevan su imagen, en la carretera que lleva al aeropuerto de Bagdad hay una estatua en su honor, y uno de los aeropuertos de la misma ciudad lleva su nombre. En el Mall Ibn Battuta de Dubai hay una representación en maqueta colgada del techo con la imagen de Ibn Firnás volando.
Un
pionero de la aviación, siete siglos antes de Da Vinci y once siglos antes de
los hermanos Wright.
BIBLIOGRAFIA:
-
Julio
Samsó: “La ciencia de los antiguos” .
Edición de la Fundación Ibn Tufayl de Estudios Arabes. www.ibnfutayl.org
-
Elías
Terés: “´Abbas Ibn Firnas” al-Andalus XXV (1960)
-
Elías
Terés: “sobre el vuelo de Ibn Firnas” al-Andalus XXIX (1964)
-
Ibn
Hayyan: “Muqtabis”
-
Menéndez
Pidal “Historia de España – vol. IV”. Traducción e introducción por Emilio
García Gómez. Ed. Espasa-Calpe
-
Thomas F.Glick “Tecnología, ciencia y cultura
en la España medieval” Ed. Alianza Universidad
-
Juan
Vernet “Lo que Europa debe al Islam de España” Ed. Acantilado
-
Una
descripción anónima de al-Andalus, traducción de Luis Molina CSIC 1983
-
Sa´id
al-Andalusí “Libro de las categorías de las naciones” , trad. Felipe Maíllo
Salgado. Ed. Akal
- imagen: www.1001inventions.com
PARA SABER MÁS:
- http://www.saudiaramcoworld.com/issue/200806/flights.of.fancy.on.manmade.wings.htm
- http://www.grouporigin.com/clients/qatarfoundation/chapter2_7.htm
- imagen: www.1001inventions.com
PARA SABER MÁS:
- http://www.saudiaramcoworld.com/issue/200806/flights.of.fancy.on.manmade.wings.htm
- http://www.grouporigin.com/clients/qatarfoundation/chapter2_7.htm
Ibn Firnás acuñó la frase de "ser un culo inquieto"
ResponderEliminarMe imagino a los pobres cordobeses en las cantinas, cuando de repente entra este hombre y dice, ¿sabéis amigos míos que tengo un invento nuevo? Todos salen corriendo salvo los que estaban de pie en la barra, a los cuales se acerca Ibn Firnás y les dice , vosotros sí que sois mis amigos, os habeis quedado a ayudarme, ¿verdad? Y le reponden ellos. ¿Ayudar? Lo que pasa es que tenemos las posaderas bien doloridas y en carne viva y por eso no hemos podido correr con los demás. Si no, ¿de qué íbamos a estar de pie?