EL HALCÓN GRIS, AL-BAZI AL-AXHAB
historia de un pícaro ladrón, que se convirtió en brigadier.
Por Elisa Simon
historia de un pícaro ladrón, que se convirtió en brigadier.
Por Elisa Simon
En este artículo voy a relatarles un hecho insólito, que ocurrió en Sevilla en el
siglo XI, la historia del Halcón Gris.
Este siglo se caracterizó por las crisis económicas y políticas, que azotaban a los reinos de taifas que componían al-Andalus. A pesar de estos desequilibrios, floreció con fuerza el arte, la cultura y la ciencia. Esto fue posible, ya que cada rey o gobernante de un territorio más o menos extenso, deseaba tener la corte más fastuosa. Los reyes de taifas fueron los grandes mecenas de poetas, matemáticos, médicos, filósofos, laudistas, etc. Muchos soberanos andalusíes ejercían alguna o varias de estas cualidades. Para ellos era una forma de ostentar poder y al mismo tiempo emular la gloriosa época del califato cordobés. El rey taifa de Sevilla, era al-Mu´tamid, poeta y soberano de los banu Abbad, quien gobernaba el reino más grande y poderoso de al-Andalus.
Este siglo se caracterizó por las crisis económicas y políticas, que azotaban a los reinos de taifas que componían al-Andalus. A pesar de estos desequilibrios, floreció con fuerza el arte, la cultura y la ciencia. Esto fue posible, ya que cada rey o gobernante de un territorio más o menos extenso, deseaba tener la corte más fastuosa. Los reyes de taifas fueron los grandes mecenas de poetas, matemáticos, médicos, filósofos, laudistas, etc. Muchos soberanos andalusíes ejercían alguna o varias de estas cualidades. Para ellos era una forma de ostentar poder y al mismo tiempo emular la gloriosa época del califato cordobés. El rey taifa de Sevilla, era al-Mu´tamid, poeta y soberano de los banu Abbad, quien gobernaba el reino más grande y poderoso de al-Andalus.
Bajo su reinado, existía un salteador de caminos llamado el “Halcón Gris”
o en árabe al-Bazi al-Axhab. Era el
ladrón más famoso de al-Andalus. Sus correrías por la campiña corrían de boca
en boca. Con astucia robaba las mercancías, con ingenio hurtaba las joyas a las
damas. Jamás empleó la violencia. Sin embargo, tenía atemorizado a todo aquel
que transitaba por los caminos de la campiña. El Halcón Gris estaba felizmente
casado y tenía varias hijas.
Un día, sus fechorías llegaron a
su fin, cuando fue apresado. La justicia cayó sobre él con todo su
peso y fue condenado a morir en la cruz, junto a una carretera para que los
campesinos y demás viajeros pudieran ver por sí mismos el cumplimiento de la
sentencia. Tal era la costumbre en
aquella época.
Esperando la muerte, se lamentaba
el Halcón Gris por ver a su familia desolada al pie de la cruz. El calor y el
polvo que levantaba la leve brisa ardiente, sólo hacía más insoportable aquella
agonía. Su esposa y sus hijas lloraban viendo que la muerte se acercaba.
- - ¡Ay! – decía su mujer - ¡cuando tú mueras qué
será de nosotras. Nos moriremos de hambre!
El Halcón Gris, con el cuerpo
dolorido por la postura en la cruz, no lograba tranquilizar a su familia,
cuando de pronto vio a lo lejos que venía un hombre tirando de su mula. El animal estaba cargado de telas y demás mercancías para ser vendidas en
el mercado. Si bien aquella carretera solía ser transitada, no lo estaba en
aquel momento de la tarde por el excesivo calor.
El Halcón Gris, agudizó su
ingenio y no desaprovechó la oportunidad. Sacó fuerzas de dónde no las tenía y
logró llamar la atención del viajante.
- - ¡Eh, señor! – le gritó – me encuentro aquí como
ves en una posición bastante desagradable, pero puedes hacerme un gran servicio
del que sacarás gran utilidad.
- Cómo? – preguntó el otro
- - ¿Ves ese pozo ahí abajo?
- - Sí que lo
veo.
- - Muy bien. Pues has de saber que, cuando hice la
tontería de dejarme prender por esos malditos civiles, eché cien dinares de oro
a ese pozo que está seco. Si quisieras hacerme el favor de sacarlos, te daría
la mitad. Mi mujer y mis hijas que ves aquí te guardarán tu mula hasta que
acabes.- le explicó el ladrón.
El ingenuo hombre, seducido por el
lucro, decidió ayudarlo. Buscó una cuerda gruesa, ató un cabo a la orilla del
pozo y se deslizó hasta el fondo, cuando el Halcón Gris gritó a su mujer desde la cruz:
- - ¡Ahora!
¡corta la cuerda, tira de la mula
y vete corriendo con las niñas! La esposa del salteador reaccionó como un resorte.
La maniobra fue tan hábil que
cuando el comerciante se dio cuenta del timo, sólo podía chillar y maldecir al
condenado en la cruz.
-
¡Socorro! ¡Ayuda! – clamaba, pero no pasaba
nadie por allí a esas horas.
Mientras, el ladrón desde la cruz podía observar cómo su mujer y sus hijas se alejaban cada vez más. Una sonrisa se dibujó en su rostro sudoroso, al tiempo que las lágrimas empañaban sus ojos.
Mientras, el ladrón desde la cruz podía observar cómo su mujer y sus hijas se alejaban cada vez más. Una sonrisa se dibujó en su rostro sudoroso, al tiempo que las lágrimas empañaban sus ojos.
-
¡Maldito seas! ¡Cuando salga de aquí te mataré
con mis propias manos! – chillaba el
hombre desde el fondo del pozo.
El Halcón Gris no tenía nada que
perder. Iba a morir de todas formas, pero se sentía tranquilo porque su mujer
iba a poder sobrevivir al menos una temporada.
Finalmente apareció por allí un
hombre que fue en auxilio del comerciante engañado. Tuvo que pedir ayuda a otra
persona para poder subir a aquel hombre a la superficie.
-
¿Qué le ha ocurrido, buen hombre? – le interrogó
uno de los que lo salvaron
-
¡La culpa es de ese maldito perro! – gritó
mientras corría hacia la cruz del Halcón Gris. Me engañó, me robó mis
mercancías. ¡Dios te castigue! ¡Arderás en el infierno! –
-
¿Pero cómo fue eso posible, si este hombre está
casi muerto en la cruz?
-
¡No se dejen confundir! ¡Es un embaucador astuto
y calculador! – se defendió alzando el dedo índice.
Este incidente fue llevado ante
el cadí, y pronto en la ciudad no se hablaba de otra cosa. Habiendo comentarios
para todos los gustos, muchos a favor del pícaro bandolero. Aquel día tanto se dijo
de este incidente, que el rey al-Mu´tamid fue informado. Éste, sorprendido, lo
mandó llamar para interrogarlo. Entonces el Halcón Gris fue descolgado
de la cruz y llevado ante el rey al-Mu´tamid.
Cuando estuvo en su
presencia, éste le dijo:
-
Seguramente, tú eres el mayor sinvergüenza que hay en el mundo. Ni siquiera teniendo la
muerte tan cerca has renunciado a seguir robando.
-
¡Ay! Mi señor, dios le guarde, – le respondió el
ladrón – si supieras, como yo, lo apetitoso que es robar, tirarías al infierno
tu manto real y no harías otra cosa.
- - ¡Pero, qué maldito pícaro eres! – exclamó al- Mu
´tamid, riéndose a carcajadas
-¡Pero vamos, hablemos seriamente! – dijo el
al-Mu´tamid. Si yo te perdonara la vida, te devolviera la libertad, te pusiera
en estado de ganarte honradamente la existencia y te señalara un sueldo que
bastara para satisfacer tus necesidades, ¿te enmendarías y abandonarías tu
maldito oficio? - le preguntó el rey.
- - Mucho se hace por salvar la vida, señor; hasta
se enmienda uno. Confía, quedarás contento de mí.
Parece ser, que el Halcón Gris cumplió su palabra. Se ganó la confianza del rey de Sevilla, el cual, según dicen, lo nombró brigadier de civiles. Es decir que
convirtió en los que lo habían apresado. Siendo brigadier inspiró tanto terror
a sus antiguos compañeros y compadres, como él había inspirado antes a los viajeros.
Espero que esta historia les haya gustado.
Espero que esta historia les haya gustado.
BIBLIOGRAFÍA:
-
Al-Maqqari, “Kitab Nafh al-tib”
-
Reinhart Dozy, “Historia de los musulmanes de
España” tomo IV. Ed. Turner
-
Pilar Lirola Delgado, “Al-Mu´tamid y los
Abbadíes”. Ed. Al-Andalus 711-2011
-
Miguel José Hagerty, “al-Mu´tamid poesía”. Ed.
Antoni Bosch
-
Claudio Sanchez-Albornoz, “La España Musulmana”
tomo II. Ed. Espasa-Calpe
-
A.Friedrich von Schack, “Poesía y arte de los
árabes en España y Sicilia”.Ed. Hiperión
¿Sabes por qué el apelativo de halcón gris?. Muy fácil, porque tenía ingenio, agudeza para salir airoso de cualquier problema y eso solo se consigue utilizando nuestra materia gris, es decir; el cerebro. Ojalá cerebros como esos vuelvan algún día y de forma pícara nos puedan ayudar a paliar las desgracias que últimamente están ajando más nuestro país. Como siempre, genial Elisita, es un placer el leer tu blog.
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