RABI
ISAAC BEN BARUCH ALBALIA (1035 Córdoba – 1094 Granada)
Por
Elisa Simon
“
formó parte del grupo de los
cinco grandes talmudistas de nombre Isaac de la generación de ibn
Gayyat” - Libro de la Tradición de ben David
La
mayor parte de la información sobre la vida de Isaac ben Baruch
Albalia, la proporciona Abraham ibn Daud en su Sefer ha-Qabbalah o el
Libro de la Tradición. Isaac ben Baruch Albalia, procedía de una
antigua familia aristocrática de Córdoba. Fue un gran maestro
talmudista, astrónomo, matemático y nasí de los judíos de la
taifa de Sevilla.
Dice
la tradición, que un ancestro llamado Baruch, era un príncipe de
Judea, compañero o discípulo del profeta Jeremiah. Pasadas unas
generaciones, en el año 70d.C., un personaje llamado Baruch fue
hecho prisionero bajo el general romano Tito, cuando éste sitió
Jerusalén.
El
romano envió un número de prisioneros, entre ellos Baruch, al
exilio hacia la Península a la ciudad de Augusta Emerita (Mérida),
donde desarrolló la industria de la seda.
Siglos
más tarde, hacia el año 1000 la familia Baruch vivía en Córdoba y
pertenecían a la aristocracia. En ese ambiente de lujo y prestigio
nació Isaac, en el año 1035. Desde pequeño mostró aptitudes para
los estudios. Sus padres confiaron sus primeros años de enseñanza
al profesor procedente de Francia llamado R. Perigoras, según ibn
Daud. Cuando tuvo la edad suficiente marchó a Lucena, donde
prosiguió avanzando en sus conocimientos de las ciencias bajo la
tutela de maestro Isaac ibn Gayyat.
En aquel tiempo, Samuel ibn
Nagrella, visir de la Granada zirí, tuvo conocimiento del nivel
intelectual de Isaac y se ocupó de facilitarle los libros y
manuscritos de su propia biblioteca, para sus estudios. Isaac
estableció una buena y sincera amistad con la familia Nagrella. A la
muerte de Samuel en el año 1056, su hijo Joseph de la misma edad que
Isaac, prosiguieron la amistad y el mecenazgo. En un momento dado de
su vida y años de estudio, tuvo un enfrentamiento con el maestro y
rabino Isaac ben Jacob el-Fezí, que acabó con la amistad entre
ambos. A los 30 años comenzó a escribir su gran obra, inconclusa,
QUPPAT HA-ROKHELIM, en la que comenta algunos de los pasajes más
difíciles del Talmud.
Escribió
otra obra sobre los principios del calendario judío, basado en sus
conocimientos de matemática y astrología, llamada MAHBERET SOD
HA-IBBUR, obra que dedicó a su buen amigo granadino Joseph ibn
Nagrella.
Isaac
viajaba con frecuencia a Granada para visitar a Joseph y su familia,
hospedándose en casa de éste. Estaba allí cuando en el año 1066
se produjo la matanza en la judería. Ellos fueron sorprendidos,
presa del pánico huyeron por las callejas, siendo atrapado y matado
Joseph. Isaac junto con la familia de Joseph lograron ponerse a salvo
y en cuanto pudieron huyeron hacia Lucena, donde su esposa e hijo,
Azariah, encontraron refugio.
Consternado
y triste por la muerte trágica de su amigo, Isaac retornó primero a
Córdoba antes de establecerse en Sevilla, donde gobernaban los banu
Abbad. Una vez en la corte entabló amistad con el príncipe
heredero, quien nada más subir al trono en el año 1069, el rey
al-Mu'tamid le ofreció un lugar en la corte, como astrólogo, al
tiempo que lo nombró rabino y nasí o príncipe de los judíos de la
taifa de Sevilla.
Durante su período en la corte sevillana, gracias
a su prestigio, hizo mucho por su comunidad. Como rabino y maestro
atrajo a Sevilla a un número importante de estudiantes del Talmúd,
convirtiendo a la ciudad en un centro para la enseñanza de la
cultura y tradición judía peninsular bajo su patrocinio. Entre sus
alumnos se hallaba su propio hijo Baruch, Joseph ibn Saddiq y Yosef
ben Migash.
Empleó
todo su esfuerzo y dinero en recuperar biblioteca de los Nagrella,
cuyos ejemplares se habían desperdigado después de la matanza en la
judería.
De
esta manera y a lo largo de los años logró reunir en Sevilla una
inmensa e inigualable biblioteca de temática judía.
En
la corte sevillana coincidió con otros científicos, como el gran
Azarquiel, astrónomo también y el agrónomo ibn Bassal ambos
provenientes de Toledo. Disfrutó del talento de los grandes poetas,
entre tertulias y fiestas. Los astrónomos andalusíes contaban con
gran prestigio y eran tenidos muy en cuenta por los gobernantes para
quienes levantaban horóscopos. Con su astrolabio leía las estrellas
para presagiar el futuro o elegir el campo de batalla o la fecha
idónea para la victoria.
Cuando
llegaron los almorávides hacia el 1090, el rey al-Mu'tamid fue
enviado al exilio. Isaac se tuvo que ir de Sevilla y se estableció
en Granada, que por aquel entonces ya se había recuperado la vida en
la judería. Allí vivió sus últimos tres años. En su lecho de
muerte, su hijo Baruch de 17 años le preguntó a su padre:
–
¿ con quién me vas a dejar?
–
Ve a ver a al-Fezí y dile en mi
nombre que le perdono sus rudas palabras hacia mí persona y que él
me perdone a mi también. Dile que le pido que cuide de mi único
hijo y que sea un padre y maestro para ti.
Así
fue, Baruch marchó a Lucena y el maestro el-Fezí, emocionado por
las palabras de Isaac, lo acogió como un hijo y le enseñó todo lo
que sabía, hasta que Baruch se convirtió en un gran maestro
talmúdico.
BIBLIOGRAFÍA:
-
“al-Mu'tamid y los Abadíes” de Pilar Lirola Delgado. Ed.
Fundación Ibn Tufayl de Estudios Arabes
-
“Literatura hebrea en la España medieval” de Ángel
Sáenz-Badillos. Ed. Fundación Amigos de Sefarad
-
“Sefer ha-Kabbalah” (el libro de la Tradición) de R. Abraham
ha-Leví ben David. Ed. Granada 1922
en
internet:
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