miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sa´ida el-Horra

Sa´ida el-Horra

Por Elisa Simon

En relación con el artículo anterior,  “La magia de Xauen” me gustaría contarles la historia de Sa´ida el-Horra, hija del fundador de la hermosa  ciudad de Xauen, en Marruecos.

Moulay Alí ibn Rashid, se casó con una bella mujer morisca llamada az-Zahra, natural de Basher o Besher, actual Vejer de la Frontera. Este pueblo está situado en las montañas de la sierra de Cádiz, muy cerca del océano Atlántico y junto al río Barbate. 





 

En la parte más alta de Besher o Basher se construyó en época andalusí una Alcazaba, para vigilar el tráfico marítimo y terrestre. Pertenecía a la cora (distrito) de Sidonia o Saduna, cuya capital era madinat ibn al-Salim, actual Medina Sidonia. A lo largo de la historia de al-Andalus, Besher al igual que la mayoría de las pequeñas localidades de la sierra de Cádiz, vivieron su época andalusí a la sombra de las grandes ciudades. Hacia 1250 Besher cayó en manos castellanas, pronto pasó a formar parte de la línea de frontera entre el reino nazarí y Castilla, de ahí el término “de la frontera” al igual que los nombres actuales de muchas ciudades de la provincia de Cádiz.



Hasta hoy en día Vejer de la frontera conserva el legado andalusí como las cobijadas, mujeres del lugar cubiertas con un manto tapando gran parte de su rostro, las cuales se veían caminando por las callejas hasta no hace mucho tiempo. El trazado del pueblo, con calles estrechas, casas encaladas y pequeñas plazas como en Xauen. En cuanto a la repostería, los ricos pasteles típicos con frutos secos, son algunos ejemplos de la herencia andalusí en Vejer. 







La bella morisca Az-Zahra marchó junto a su esposo Moulay Alí ibn Rashid para el Magreb, después de que éste participara en la guerra de Granada a finales del siglo XV.
Moulay Alí ibn Rashid fundó la ciudad de Xauen en 1471, que se extendió alrededor de una Alcazaba inicial. Dicen que Alí ibn Rashid construyó esta ciudad enclavada en la montañas del Rif a semejanza de Vejer, en honor a su querida esposa az-Zahra. El matrimonio tuvo varios hijos, entre ellos una hija a la que llamaron Sa´ida, nacida en 1493. Ella al igual que sus hermanos recibió una esmerada educación, tanto en letras como en ciencia. Sa´ida mostró desde joven su carácter independiente y fuerte. Con tan solo 17 o 18 años se casó con el comandante de Tetuán, el Mandri II. En aquellos tiempos, las costas marroquíes estaban siendo asediadas por castellanos y portugueses, de ahí que el-Mandri II, marchara con su ejército en campaña, ausentándose de la ciudad en varias ocasiones por períodos más o menos prolongados. Mientras su esposo estaba fuera, Sa´ida comenzó a ocuparse del bienestar de los tetuaníes. Enseguida mostró su valía, tenía gran capacidad y determinación para gestionar y dirigir la política de Tetuán. Se ganó el cariño del pueblo y el respeto de los gobernadores de las ciudades de los alrededores.






En 1539 su esposo el-Mandri II murió y ella, en solitario, asumió el poder de la gobernación de Tetuán. Dicho cargo lo ostentó durante 17 años, a lo largo de los cuales demostró audacia y valentía, ya que después de fortificar la ciudad y construir unos astilleros en la desembocadura del río Martil, se asoció al pirata bereber Jayreddine, apodado Barbarroja para hacer frente y hostigar a los castellanos y portugueses. Se convirtió en una seria y dura adversaria, mencionada en muchas ocasiones en las crónicas portuguesas y castellanas, llamándola “Dama Pura” o “Noble Dama”. Sa´ida supo sacarle partido a la piratería, ya que la economía tetuaní se vio muy beneficiada, gracias a los ingresos recibidos a cambio de la liberación de los prisioneros. Desde Fez, el sultán watasí, intentó, sin éxito, controlar el territorio de la Noble Dama, ganándose a cambio el respeto del poder fesí.   

El hermano de Sa´ida, llamado Muhammad, tercer gobernante de Xauen, se vio envuelto en una situación política delicada frente al poder de Fez. Cuestión que ahora sería muy largo de contar. La solución a dicho conflicto pasó por un acuerdo de matrimonio entre el sultán de Fez Moulay Ahmed y la Señora de Tetuán, Sa´ida. De esta manera la situación de su hermano Muhammad en Xauen, quedó resuelta. Las condiciones del acuerdo matrimonial las impuso Sa´ida, por ejemplo, la exigencia que fuera el propio Moulay Ahmed, quien se presentara en Tetuán para celebrar el enlace, que tuvo lugar en 1541. Ella exigió también continuar con su gobierno en Tetuán. Y así fue. Sólo un año después, debido a la codicia de su hermano, quien sólo después de aliarse con un gran ejército, logró vencer a la Gran Señora. Sa´ida fue expulsada de Tetuán y sus bienes fueron confiscados. Lamentablemente, en ese momento desaparece de la historia la figura de tan singular mujer. Surgieron distintas leyendas entorno a su lugar de descanso.  Unos dicen que regresó a su ciudad natal, Xauen donde murió y fue enterrada en la zawiya Raysuniyya.

Sa´ida el-Horra pasó a la historia de Marruecos como la única mujer que gobernó un territorio independiente, lo que le valió el máximo respeto hasta hoy en día. Los marroquíes la veneran especialmente en su ciudad natal, Xauen. 


BIBLIOGRAFIA:

-          El Marruecos andalusí. Museo sin fronteras. Edición Electa y EDDIF.

-          Marruecos, gentes, tradiciones y creencias. Yolanda Guardione, Alianza Editorial

martes, 10 de diciembre de 2013

LA MAGIA DE XAUEN

LA MAGIA DE XAUEN


Por Elisa Simon

Cada viaje a Marruecos es una aventura, en la maleta llevo ilusión, alegría y entusiasmo. Mi mente va predispuesta a vibrar con la magia que encierra Marruecos y mi corazón late de felicidad cuando pongo un pie en ese país.
La primera vez que visité Xauen o Chefchauen, ¡fue una fiesta para mi espíritu!
Recuerdo que corría el mes de Noviembre de finales de los años 90, cuando llegamos a Xauen  en coche, después de zig-zagear por la carretera que venía de Tetuán. En el recorrido me distraje con el espectacular paisaje, mientras ascendíamos la montaña del Rif. Tonos verdes y marrones cubrían las colinas, que parecían mantos acariciados por la luz. El sol tenue de otoño, hacía que las montañas y valles fueran cambiando de color a medida que se iba escondiendo en el horizonte.  

En las laderas y los valles se distinguían los alminares cuadros de las mezquitas rurales, que relucían como motas blancas en el paisaje, entre algunas casas hechas de adobe. Este ambiente campestre se completaba con el  pastoreo, en pequeños rebaños, de  ovejas, borregos y cabras, vigiladas por mujeres rifeñas, que llevan el peso de la vida agrícola a sus espaldas. 
No sólo se ocupan de los animales, sino que cargan montones de ramitas, sarmientos y demás hierbas secas para calentar el hogar o el horno del pan.



Hacen y venden un queso sabroso a los viajeros. Son muy reacias a las fotos. Son mujeres fuertes, de mirada dura y manos curtidas. Llevan un atuendo típico de la zona, que consiste en  una tela o manto de algodón o lana, rayada en colores blanco y rojo con la que se cubren. Se protegen del sol con un sombrero con forma cónica, hecho de hojas de palma y decorado con pompones azules de lana. En sus casas suelen cuidar y cultivar su huerta más o menos pequeña, donde crecen higueras, almendros, verduras variadas, que luego llevan a lomo de mula hasta la ciudad donde venden sus productos en el zoco. El  paisaje se vuelve más agreste, la piedra caliza se hace más visible, a medida que nos acercamos a Xauen. Después de algunas curvas, de repente, se vislumbra la ciudad blanca, con minaretes que sobresalen por encima de los tejados rojos de sus casas, enclavadas en la montaña.

¡Es un espectáculo para la vista! Hipnotiza, es magia. La magia de Xauen.
¿Qué significa Xauen, Chauen o Chefchaouen? En dialecto bereber quiere decir “mira los cuernos” por la forma de las dos cumbres que vigilan la ciudad.

Dejamos el coche, para adentrarnos en sus entrañas a pie, sin rumbo. Nos dejamos llevar por sus calles cada vez más empinadas, tortuosas y laberínticas, entre plazas y plazuelas. No había coches, ni carteles de propaganda, ni artilugios modernos, que pudieran despertarnos del sueño que estábamos viviendo. ¡Yo no tenía ojos suficientes para tanta belleza! Los colores blanco de las casas con tejados rojos a dos aguas y ese azul, un azul que nunca había visto, entre turquesa y celeste, intenso, brillante … azul Xauen.


Durante el paseo nos cruzamos con niños, muchos niños y niñas, con libros de la escuela, hablando fuerte, corriendo y riendo, nos miraban con ojos grandes, brillantes y llenos de inocencia. Las mujeres, cargadas con las compras regresaban a casa, mientras otras se cruzaban a paso ligero en busca del zoco. Ellas visten chilaba y suelen llevar la cabeza cubierta. Los más ancianos, ajenos al trajín de los jóvenes, caminan despacio, con ayuda de bastón, fijando la vista en el suelo para no tropezar.  En otoño/invierno suelen vestir chilaba marrón de lana con capucha.



Me llamó la atención la cantidad de gatos y gatitos, de todos los colores, que caminan entre la gente, unos descansan tomando el sol en los escalones de una calle sin salida, otros hacen su higiene a la sombra. Son felices, la gente los cuida, los quieren y seguro que en  Xauen no hay ratones…


El olfato nos llevó hasta uno de los hornos de pan … Mmmmhhhh ¡Qué bien huele el pan recién hecho! Entre sus calles se abren pequeñas plazas, rodeadas de tiendas de comestibles, mercerías y puestecitos que venden pan y dátiles. Fuentes murales con arcos de herradura, decoradas con alicatados adornan y dan servicio a la ciudad. Nuestros pasos nos acercan a uno de los hammam, que son frecuentados por las mujeres, más bien, por las tardes. Normalmente  van en grupos con sus hijas, charlando y riendo, acarreando cubos de plástico y bolsas con los enseres necesarios para la higiene.

Las calles se hacían más empinadas, estábamos llegando al barrio andalusí de rif al-Andalus, en la zona más alta, desde donde se dominaba  la ciudad. Yo me detuve para disfrutar de las vistas. A mis pies, se desparramaba Xauen protegida por las montañas calizas y verdes campos. Inspiré aquel aire puro y me dio paz el silencio que reinaba.


Me sentí afortunada de poder vivir tanta belleza, cuando, de repente, los almuecines comenzaron su llamada a la oración. Desde todos los rincones cantaban al cielo, llamando a los fieles. Fue un instante único, mágico … la magia de Xauen. 
Después de esta hermosa sensación, proseguimos nuestro paseo por el barrio, que albergó a los andalusíes que llegaron después de 1492 y se construyó fuera del recinto amurallado inicial. En esta zona hay mucha pendiente, por las características del suelo, de ahí que las casas cuenten con dos o tres niveles y dos o tres entradas. De ahí que algunos adarves sean escaleras. En este barrio los vecinos se cuidan mucho del aspecto exterior de sus viviendas, luciendo encalado perfecto, tanto las puertas como las fachadas. La limpieza es absoluta. 












La puerta al-Ansar delimita el barrio y la ciudad en el noroeste, formando parte del recinto amurallado. Pero claro, esta muralla no guarda continuidad, porque a medida que fueron llegando los andalusíes a Xauen, ésta se fue adaptando a las ampliaciones necesarias. Además de las distintas remodelaciones tanto de muralla como de torres que se fueron realizando a lo largo de los siglos hasta el día de hoy. Atravesamos la puerta de al-Ansar y extramuros, se encuentra el manantial de ras al-Ma´, que brota de la montaña. Estas limpias aguas, abastecen las fuentes de la medina, los molinos, las huertas y los jardines. Junto al manantial ras al-Ma´, hay una zona habilitada, donde las mujeres acuden para lavar la ropa.  






Poco a poco regresamos hacia el corazón de la medina, atravesando antes otro barrio de creación andalusí, el barrio de Suiqa. Se trata de uno de los primeros barrios de la ciudad, donde se asentaron los andalusíes hacia el siglo XV. Antiguamente estaba cercado por un muro de adobe y se entraba al barrio por varias puertas, situadas al norte, oeste y sur.  Dos de ellas aún se conservan; Bab al-Harmun, al sur, y Bab al-Hammar, al sudeste.

Por aquel entonces el barrio de Suiqa contaba con una alcaicería, de la cual hoy en día solo queda un arco. Sin embargo, el antiguo emplazamiento lo sigue ocupando un mercado, que lleva su nombre, la qaysariyya. Está compuesto por un sinfín de tiendecitas, situadas a lo largo de las estrechas calles. 

Las tiendas, unidas una junto a la otra y una frente a la otra, estaban a rebosar de toda clase de artesanías del lugar, expuestas a las estrechas calles. Yo me tomé mi tiempo, para deleitarme entre las típicas telas de Xauen, en tonos azules o rojos, alfombras bereberes de tamaños variados, chilabas y abrigo de lana en blanco y marrón típico de la zona, calzado marroquí, artículos de cuero, cerámica, pebeteros, pulseras, collares, pendientes, esencias, etc. Los vendedores nos invitaban a visitar su tienda a nuestro paso. Era una fiesta de colores, fragancias, música y encanto … es la mágia de Xauen.




Con buen humor y varias bolsas llenas de artesanías, proseguimos nuestro deambular por el barrio de Suiqa. Pequeñas mezquitas con alminares andalusíes, zawiyas, algunas de ellas de las cofradías más importantes del país, conforman este barrio hermoso y tan lleno de vida. Me llamó la atención la decoración de las puertas de las casas. Según el nivel social de las familias que las habitan, sus puertas tienen una rica decoración a base de remaches de metal y sus dimensiones son mayores a las de las familias más humildes. Lo que guardan todas ellas en común es el color azul, un tono más oscuro que en encalado de las casas. También aquí, las familias cuidan mucho el limpio aspecto de sus calles.

Aunque hay bullicio, no es como en otras ciudades marroquíes, aquí parece que el tiempo se ha detenido. Da igual la hora que es, porque en Marruecos hay tiempo para todo.  El paseo nos lleva hasta la plaza de Uta Hammam, el corazón de la medina, que recibe este nombre por los baños mandados construir por Moulay Muhammad, hijo del fundador de la ciudad en el siglo XVI. Es bastante grande y de planta rectangular y en ella se celebraba el mercado semanal, donde los habitantes de los alrededores podían vender sus productos y los lugareños las artesanías elaboradas en los telares y talleres.

En un lado de la plaza se encuentra la Alcazaba, que en 1471 mandó construir Moulay Alí ibn Rashid, fundador de Chefchaouen. Sus murallas primitivas son de adobe, cuenta con 10 torreones, encuadrados dentro de un  rectángulo y construida dentro de la tradición andalusí. A lo largo de los siglos, la Alcazaba sufrió varias ampliaciones y remodelaciones, hasta alcanzar su aspecto actual. Hoy en día, en su interior se halla el Museo Etnográfico así como el centro de estudios andalusíes.




A un costado de la plaza, se alza el alminar octogonal de la mezquita aljama, Yama´ el-kebir, que data del siglo XVII, su altura y su decoración en colores ocre, contrasta con la sobriedad del interior de la sala de oraciones. Cuenta con 8 naves paralelas al muro de la qibla, cortadas por seis naves transversales. Su decoración guarda el estilo sobrio. 


En un ángulo de la plaza Uta Hammam, se encuentra un funduq, el más grande de los cuatro que tenía la ciudad y que sigue sirviendo de alojamiento para los comerciantes de fuera con sus mulas o caballos que tiran de carros con mercancías. Cuenta con unas 50 habitaciones, almacenes y letrinas.

No pudimos resistir una fragancia a té con yerbabuena que flotaba en el ambiente de la plaza. Nos sentamos al cálido sol de Noviembre en uno de los cafés con mesas a la plaza. ¡Qué delicia! Unos gatitos hermosos se acercaron a nuestra mesa y comenzaron a refregarse entre mis piernas. No tenía nada para darles y se conformaron con unas caricias.

Mientras disfrutábamos del ambiente, nuestros amigos nos contaron un poco acerca del fundador de Xauen:

Moulay Alí ibn Rashid pertenecía a la tribu de los bereberes ajmíes, descendientes de los Idrissíes. Este personaje había demostrado su valentía como soldado en la guerra de Granada en el siglo XV. En al-Andalus contrajo matrimonio con una bella mujer, cristiana convertida al Islam, nacida en Vejer de la Frontera (Cádiz), llamada az-Zahra. Hacia 1471 Moulay Alí ibn Rashid decidió regresar, con su esposa, al Magreb para defenderlo de las amenazas expansionistas tanto de castellanos como portugueses. Eligió un enclave protegido por las montañas del Rif, entre dos ríos y manantiales. Dicen que para alegrar a su esposa, buscó un lugar lo más parecido a Vejer. Estableció en un valle su  base militar defensiva para frenar los avances exteriores. En ese mismo año mandó construir una alcazaba y la Yama´el-Kebir o mezquita mayor. Logró reunir  a un número importante de soldados con sus familias. Ese es el origen de la ciudad de Xauen. Este núcleo inicial, se fue extendiendo creando una pequeña ciudad defendida por una muralla con torres y puertas. La esposa de Moulay Alí ibn Rashid, le dio varios hijos, entre ellos el sucesor Ibrahim y una hija, Sa´ida, que se merece un artículo aparte.
A medida que la población aumentaba, se fueron construyendo mezquitas, baños y barrios. Los graves acontecimientos en al-Andalus, (entre 1492 y 1609) provocaron la llegada a Xauen, en distintas oleadas, de andalusíes, musulmanes, judíos y moriscos, que permanecieron agrupados, formando así el barrio de Suiqa y el de rif al-Andalus.
Entre 1471 y 1560 Xauen llegó a ser la capital de un principado independiente del sultanato de Fez.  Moulay Alí ibn Rashid y sus sucesores demostraron su poderío militar y su influencia política, alcanzando gran prestigio tanto él como sus sucesores. El sultán watasí de Fez contaba con ellos para luchar contra las conquistas portuguesas y castellanas de las costas marroquíes. Los hijos de Moulay Alí ben Rashid embellecieron y agrandaron la ciudad a lo largo de los siglos convirtiendo a Xauen en una ciudad clave en el norte del país.

La noche fue cubriendo con su manto de estrellas esta ciudad mágica, mientras las suaves luces se encendían caminamos hasta Casa Hassan, para degustar un rico tajin de pollo con ciruelas y almendras. Desde aquella primera experiencia en Xauen, cada vez que regreso la magia se repite. Los colores, los sabores, las fragancias y la simpatía de su gente me invitan a querer volver una y otra vez...es magia, la magia de Xauen.   




BIBLIOGRAFIA:

-     Marruecos andalusí. Museo sin fronteras. Edición Electa y EDDIF.

-   Marruecos, gentes, tradiciones y creencias. Yolanda Guardione, Alianza Editorial 

sábado, 23 de noviembre de 2013

Presentación pública del proyecto 
“Poblamiento, Paisaje y Territorio en el aljarafe medieval: el caso de Cuatrovitas”

Por Elisa Simon 

Desde hace unas semanas se están realizando trabajos de investigación arqueológica en el entorno de la ermita de Cuatrovitas, provincia de Sevilla. Se trata de una cooperación entre las Universidades de Sevilla, Córdoba, la Universidad alemana de Bamberg y el Ayuntamiento de Bollullos de la Mitación (Sevilla). 



Un equipo de profesionales, en distintas áreas, investigarán en 2014, el entorno de la antigua mezquita almohade de Cuatrovitas.
No es la primera intervención, ya que entre otros, el profesor Rafael Manzano, se ocupó en los años 70 de poner en valor el edificio almohade. En aquella época, no se contaba con la alta tecnología con la que está trabajando este equipo de científicos. Así mismo, en este proyecto se pretende tener en cuenta  otros aspectos objeto de estudio, como la Paleofauna, la Palinología o la Etnología.

De esta manera, podremos saber, la verdadera dimensión del poblamiento de Cuatrovitas, quienes vivían allí, cómo vivían, en qué trabajaban, cómo era su vida diaria, el comercio, la agricultura y ganadería, el paisaje, cómo eran las viviendas.  Encontraremos respuestas a muchas preguntas, como el número de las naves de la mezquita, si fueron tres o cinco.

Para ello este equipo de científicos y profesionales compaginarán el trabajo de campo con el de laboratorio científico, pudiendo llegar hasta determinar qué tipo de plantas y árboles había en el Medievo.
Gracias a los geo-radares y scaner laser podremos saber cómo eran las viviendas en el entorno de Cuatrovitas.


Este proyecto está encabezado por la profesora Magdalena Valor, de la Universidad de Sevilla, el profesor Lorenz Korn y Anja Heidenreich de la Universidad de Bamberg. 
SIG, cartografía y planimetría, a cargo de Alejandro Jiménez y Gerhard Gresik, empleando la tecnología más avanzada como geo radares y scaner laser en 25km2 alrededor de la ermita. 
Ana Pajuelo, se ocupa de la Paleofauna, analizando la arqueozoología. 
El estudio de la Palinología es tarea de Celia Yáñez, que desarrollará un estudio del paisaje en el medievo. 
La cultura material está a cargo de Pilar Lafuente Ibáñez, que estudiará la cerámica y demás restos materiales encontrados en la zona. 
Etnología y patrimonio inmaterial, es labor de Alberto Bernabé. Por último hacer una mención especial al profesor Rafael Manzano, quien en los años 70 hizo ya un trabajo de investigación de la antigua mezquita almohade y forma parte de este equipo de especialistas para que entre todos arrojen luz a esta joya almohade en la provincia de Sevilla.

    


miércoles, 30 de octubre de 2013

As-safiha de Az-Zarqali – la azafea de Azarquiel

As-safiha de Az-Zarqali – la azafea de Azarquiel

Por Elisa Simon

La ciencia en al-Andalus es un universo extenso, donde personas sobresalientes han jugado un papel esencial en los estudios y desarrollo de la misma. Gracias a los tratados y experimentos, los hallazgos, inventos e innovaciones, nuestra vida diaria es infinitamente más sencilla. Uno de estos científicos se llama: Azarquiel.     



“Abu Ishaq Ibrahim b. Yahya an-Naqqas, conocido como walad az-Zarqiyal, es el más entendido de los hombres de nuestro tiempo en las observaciones de los astros, en el conocimiento de los cuerpos celestes y en el cálculo de su movimientos. Es el más sabio de ellos en (advertir) los errores de las tablas astronómicas, así como en la invención de aparatos astronómicos”

Así lo describe el cadí de Toledo, Sa´id al-Andalusí en el “Libro de las categorías de las naciones”.  

Hasta el día de hoy hay distintas versiones acerca de su fecha y lugar de nacimiento, mientras que unos aseguran que era natural de Córdoba otros defienden la teoría de situar su nacimiento en Toledo. A la hora de concretar su nombre, también encontramos versiones varias, como Az-Zarqiyal o az-Zarqali, hijo de Zarquel. Los datos históricos de su infancia son escasos, pero lo sí podemos afirmar, es que Azarquiel se encontraba en Toledo, en el siglo XI, ejerciendo la labor aprendida de su padre: forjador o cincelador de metales. Azarquiel era un muchacho de escasa formación, pero con un potencial enorme. Tenía ansias de saber, curiosidad e inquietud por conocer los secretos del universo. 
En aquella época, gobernaba en Toledo el gran al-Ma´mun, de la dinastía de los dunnuníes. Entre otras virtudes, este rey taifa se había propuesto convertir la capital de su reino, en un centro intelectual de primer nivel, al igual que la Bagdad del siglo IX bajo los abbasíes. Una de las características de los reinos de taifas consistió en que cada corte sobresalía en alguna rama del saber. De esta manera, Toledo se dedicó al cultivo de las ciencias de los antiguos. 

Entre los patios y jardines del palacio de al-Ma´mun se paseaban dignatarios como al-Hadidi o el cadí Sa´id al-Andalusí así como los matemáticos al-Waqqasi y al-Tuyibi, ambos maestros del cadí Sa´id, los geómetras Ibn al-´Attar e Ibn Jamis, el astrólogo Ibn al-Jayyat, los médicos Ibn al-Bagunis e Ibn Wafid.

El cadí Sa´id al-Andalusí, hombre de confianza del señor de Toledo, ejercía la justicia en el reino toledano, sin embargo, su pasión era la investigación y estudio de las ciencias e historia. Encabezó el centro del saber, donde los científicos podían desarrollar su creatividad sin barreras. Estos sabios comenzaron a encargarle a Azarquiel la construcción de instrumentos astronómicos para sus cálculos y observaciones de las estrellas y los astros. Pronto, el cadí y sus hombres de ciencias, se percataron de la calidad del trabajo y la perfección de estos instrumentos realizados por un muchacho que no había estudiado. El cadí Sa´id tomó a Azarquiel bajo su protección y lo introdujo en los estudios de la ciencia de los antiguos. La curiosidad y paciencia de Azarquiel hizo que se llevara unos 25 años mirando al cielo día y noche, observando y apuntando en un libro con detalle los movimientos del sol y de la luna.

Una vez convertido en reputado astrónomo y constructor de instrumentos científicos, decidió dar rienda suelta a su creatividad e inventiva, elaborando entre otros artefactos, un instrumento nuevo para la observación astronómica, la azafea. En árabe as-safiha, que significa lámina. Hasta entonces, el astrolabio ocupaba el lugar estrella entre astrónomos y astrólogos. Azarquiel veía en el astrolabio algunos inconvenientes o limitaciones, de ahí que pensara en una lámina universal, que se pudiera emplear en cualquier latitud terrestre.

Se trata de una lámina o plancha de metal sobre la cual se proyecta con suma precisión la imagen del globo terrestre, con ayuda de coordenadas y diámetros, así como calendarios zodiacales o la situación de estrellas fijas.
Técnicamente, podemos decir, que Azarquiel dio un paso más en la evolución del astrolabio. En su nuevo instrumento introdujo un cambio en el tipo de proyección: la azafea cuenta con dos proyecciones meridianas, una estereográfica y otra ortográfica, una para cada mitad de la esfera. De esta manera, el ecuador, la eclíptica y los horizontes son representados por líneas rectas, mientras que los meridianos son representados por semi-elipses. Este tipo de proyección, en la que los principales ejes y sus horizontes incluyendo el del lugar, quedan reducidos a líneas rectas que pasan por el centro del instrumento, lo cual permitía disponer de tantos horizontes como diámetros, dando así un carácter universal a la azafea. (1)



La azafea se empleaba para las observaciones de las estrellas y los astros, para medir alturas, horas del día, se podían resolver problemas de trigonometría, de astronomía esférica, etc. Para ello los astrónomos debían trabajar con ambos lados, es decir la faz y el dorso, pero me estoy adelantando un poco …  

En este artículo nos vamos a centrar en las azafeas construidas por Azarquiel, pero sepan que realizó obras hermosas llenas de ingenio y ciencia, donde la magia del universo juega un papel importante, como el reloj de agua (clipsidra) para el jardín del palacio del rey al-Ma´mun.

Según los historiadores, Azarquiel realizó dos azafeas:

-          As-safiha al-sakkaziyya, que se suele identificar con la dedicada al rey de Toledo al-Ma´mun, de ahí que se denomine también azafea ma´muniyya. Este instrumento lo completa un tratado compuesto por 60 capítulos, donde se describe su funcionamiento. Realizada alrededor del 1075.

-          As-safiha az-Zarqaliyya dedicada al rey al-Mu´tamid, cuando contaba con unos 8 o 9 años. En la dedicatoria Azarquiel lo nombra como Abu-l-Qasim b. ´Abbad al-Mu´ayyad bi-Nasr Allah. Éste es el título honorífico que llevó al-Mu´tamid desde su nacimiento hasta que fue nombrado príncipe heredero. El tratado correspondiente, redactado hacia 1048, consta de 100 capítulos. (2)

Por suerte, existen múltiples textos árabes que nos hablan de la azafea de Azarquiel. Los castellanos bajo el rey Alfonso X, se ocuparon de traducir sus obras que hoy se conservan como los “Libros del Saber de Astronomía del Rey Alfonso de Castilla” contiene la descripción de la azafea de Azarquiel, donde dice:

“Mas agora queremos fablar de la açafeha que fizo Azarquiel, el sabio astrolomiano de Toledo, a ondra del rey Almemum, que era entonces sennor dessa cipdat, et nombróla por end almemonia. Et después fué a Sevilla, et fizo esta açafeha mesma en otra manera más complida et más acabada. Et fizo otrossí el libro de cuemo se deue fazer, et de cuemo obrar por ella, a ondra del rey Almutamid Abenabet, que era sennor dessa cipdat en aquel tiempo, et nombróla por end alhabedia”   

Llegó el momento gráfico del artículo, para completar esta idea general de la azafea.

-          Faz: en ambas azafeas, la faz es similar, se muestra una red de coordenadas sobre las cuales se superpone la proyección de la eclíptica y la situación de algunas estrellas fijas. Una regleta graduada sirve para situar el horizonte.  






-          Dorso: se compone de un círculo exterior graduado y distintas graduaciones para completar los cálculos. El dorso de ambas azafeas son dispares, uno es más simple, mientras que el otro dispone de más coordenadas.

Dorso de la as-sakkaziyya se compone de un círculo exterior con graduaciones, el interior está dividido en dos semi-círculos. El superior está dividido a su vez en dos ángulos de 90 grados, mientras que el inferior lo componen coordenadas, tangentes y cotangentes divididas en 4 partes de 12 coordenadas, que se proyectan en el cuadrado situado en el interior del semi-círculo inferior.




Dorso de la az-Zarqaliyya cuenta con un círculo exterior igual que la as-sakkaziyya, pero en el interior ya no hay semi-círculos, ni cuadro de sombras. El interior lo ocupan una serie de diámetros perpendiculares que forman una red de coordenadas, dividido en 4 cuadrantes. El 4º cuadrante es un cuadrante de senos compuesto de 60 perpendiculares levantadas desde cada uno de las 60 divisiones del radio inferior del círculo.  Además el dorso, se sirve de una regleta-transversal, llamada al-mu´tarida. 




Azarquiel es autor de las Tablas astronómicas, llamadas toledanas, escritas alrededor del 1068 y que alcanzaron gran difusión en Europa. Otras obras suyas son diversos tratados de instrumentos astronómicos, como la esfera armilar o el ecuatorio.  Estas últimas están dedicadas al rey al-Mu´tamid, ya que Azarquiel se trasladó a Córdoba después de la caída de Toledo en el año 1085. Vivió en esta ciudad, que formaba parte de la taifa de Sevilla hasta su muerte según unos hacia 1087 y otros hacia 1100.  

BIBLIOGRAFIA:

-          El siglo de al-Mu´tamid. Edición de Fátima Roldán Castro – Universidad de Huelva – Universidad de Sevilla, Sevilla 2013 (2)
-          Al-Mu´tamid y los abadíes, el esplendor del reino de Sevilla. Pilar Lirola Delgado – fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes
-          Las ciencias de los antiguos en al-Andalus. Julio Samsó – fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes
-          Actas de las Jornadas de cultura árabe e islámica (1078) – Instituto Hispano-Arabe de cultura – Madrid 1981
-          Libro de las categorías de las naciones. Sa´id al-Andalusí , traducción Felipe Maíllo Salgado – ediciones Akal
-          Biblioteca digital Junta Castilla y León “Libro del Saber de astronomía del rey Alfonso X de Castilla. www.bibliotecadigital.jcyl.es
Islamic celestial mapping. Autora Emilie Savage-Smith, profesor of the History of Islamic Science, Faculty of Oriental Studies, University of Oxford.
-  Estudios sobre Azarquiel, José María Millás Vallicrosa – Escuela de Estudios Árabes de Madrid y Granada – Madrid y Granada 1943 – 1950 (1)

-     Los tratados de construcción y uso de la azafea de Azarquiel. Roser Puig Aguilar – Instituto Hispano-Árabe de Cultura – Madrid 1987. 

lunes, 28 de octubre de 2013

patio de Iglesia del Salvador en Sevilla

PATIO DE LA IGLESIA DEL SALVADOR EN SEVILLA 

Por Elisa Simon 



Los invito a un breve paseo por el patio de abluciones de la antigua mezquita mayor de Sevilla, llamada de Ibn Adabbas. 
Se trata del más antiguo vestigio andalusí en la ciudad de Sevilla. 

Su construcción data del año 830, bajo el emir omeya abd ar-Rahman II y su constructor fue el alarife ´Umar ibn Adabbas, constaba de once naves construidas perpendicularmente al muro de la qibla, en cuyo centro se situaba el mihrab. 

Esta mezquita sirvió como aljama desde el siglo IX hasta el siglo XII, cuando el emir almohade Abu Yaqub Yusuf, decidió construir una nueva y trasladar así el centro religioso, comercial y administrativo de la medina. 

La mezquita sufrió el ataque los mayus (los vikingos) en el 844, cuando recibió múltiples disparos de flechas incendiarias, pero no consiguieron destruirla. 

Años más tarde, soportó el terremoto de 1079, cuando se desplomó parte del alminar, que fue restaurado inmediatamente por orden del rey al-Mu´tamid, tal como reza la lápida conmemorativa. (hoy en el museo de la Iglesia). 

Hoy en día ocupa el lugar de la antigua mezquita la Iglesia del Salvador, quedando tan sólo los restos del patio de abluciones y el alminar escondido en la torre campanario. 





martes, 15 de octubre de 2013

Salomón Ibn Gabirol – “caballero de la palabra y maestro de la poesía”


Salomón Ibn Gabirol – “caballero de la palabra y maestro de la poesía”

Por Elisa Simon

Queridos amigos, en esta ocasión les quiero presentar a un personaje andalusí algo olvidado por la historia. Ibn Gabirol o Avicebron, su nombre latinizado. Fue un gran poeta y filósofo sefardí nacido en Málaga en el siglo hacia el 1021. Sus obras poéticas sí alcanzaron gran difusión entre los asistentes a las sinagogas, mientras que sus tratados filosóficos, no tanto. Sin embargo, formaron parte de los estudios fundamentales en los monasterios cristianos del Medievo.
Su familia procedía de Córdoba, de donde tuvieron que emigrar, cuando el califato cordobés se estaba desmoronando. La vida de Ibn Gabirol no fue fácil. Siendo niño, perdió a sus padres y parece ser que lo separaron de sus hermanos.

“…Doliente, sin madre ni padre,
Pequeño, solo y necesitado,
Separado de mis hermanos, sin más
Compañero que mis pensamientos…”


De repente se encontró solo en el mundo, sufriendo una situación económica precaria y sobre todo arrastrando una enfermedad crónica, que pudiera haber sido tuberculosis de la piel o forunculosis crónica. 

“… Sin embargo, aprisionan mis piernas unas llagas,
Que consumen y castigan mi cuerpo;
Cuando creo que se curan, reverdecen,
Pues sube de mi carne un vapor que las riega.
Su veneno es como de víbora y serpiente marina,
Parece que las hace arder el Fuerte vengador…”

De aspecto frágil y poco agraciado, unido a su tendencia al aislamiento y carácter colérico, convirtieron su vida en un camino lleno de infelicidad e incomprensión. La melancolía fue compañera de viaje, al igual que su carácter retraído. Moshé Ibn Ezra lo describió así: “su alma irascible dominó su inteligencia”. Ibn Gabirol poseía una mente fuera de lo común, lo cual le llevó en más de una ocasión a sentirse insatisfecho con el mundo que le rodeaba.
La necesidad de una estabilidad económica lo llevó a deambular por al-Andalus en busca de un mecenas. Lo encontró en la capital de la Marca Media, Zaragoza. Durante la estancia de Ibn Gabirol la taifa vivió tiempos convulsos, ya que el poder pasó de la dinastía tuyibí al mando de  al-Mundir II a la dinastía de los Banu Hud bajo Sulayman al-Musta´in. En aquella complicada corte, se encontraba Yequti´el Ibn Hassan, un noble dignatario de la corte, que gozaba de gran reputación, tomó a jovencísimo Ibn Gabirol bajo su protección. Nuestro poeta pudo estudiar y formarse en las ciencias y las letras, destacando como un brillante estudiante con un nivel intelectual por encima de la media.   
Comenzó a escribir poesía a los dieciséis años, en esos versos se reflejan ya su carácter, que con el paso del tiempo sólo se fue acentuando. 

“Yo soy la poesía y la poesía es mi esclava.
Para poetas y músicos soy un arpa
Mis poemas son como coronas de reyes
Tiaras en las cabezas de los magnates
Aquí me veis, tengo dieciséis años
Más mi mente comprende como un octogenario … “

Con veinte años había compuesto ya innumerables poemas en muchos de los cuales vuelca su infelicidad, cólera, fragilidad, debido a la enfermedad que sufría. Todo ello lo llevó a una intensa e inútil búsqueda de la sabiduría y de la espiritualidad.

“Yo soy ese hombre que ciñó su cinto
Y no cejará hasta cumplir su voto;
Su corazón por su corazón se angustia
Y su alma desdeña morar en su carne;
Escogió la sabiduría desde su juventud,
Aunque el crisol del Destino le probará siete veces,
Derribando cuanto construyó, arrancando
Lo plantado y derruyendo su cerca;
Habría alcanzado, de no arreciar la desgracia,
Cerrándole el paso la fuerza del Destino,
Los más altos grados de sabiduría y ciencia
E indagado la base de los tesoros de la mente… “

Durante su estancia en Zaragoza se ganó a pulso el rechazo de parte de la comunidad sefardí, que no lo entendían y no aceptaban su visión del Universo y del hombre, la cual se enfrentaba a la doctrina religiosa. A estas circunstancias habría que sumar la envidia o celos de algunos. Ibn Gabirol, lo que buscaba era poder alcanzar la sabiduría, deseaba alcanzar el máximo estado de sabiduría y espiritualidad. Nadie lo entendía… Su vida sufrió otro duro golpe, cuando su mecenas Yequti´el fue asesinado.

“Mira el sol rojizo de la tarde
Como si se hubiera vestido de escarlata
Despoja de color el norte y el sur
Y reviste de púrpura el occidente
Y la tierra la deja desnuda
Acobardada en la sombra de la noche
Los cielos se oscurecen, vestidos de negro,
De luto por Yequti´el “

A partir de aquel episodio la vida en Zaragoza se convirtió en un infierno, por el desamparo en el que se encontraba y los desaires que recibía de parte de su propia gente.
“Enterrado estoy, pero en mi desierto,
En mi misma casa está mi ataúd …”

Se sentía rodeado de nobles y poderosos pero incultos y miserables. Ellos no entendían las palabras de Ibn Gabirol. Le decían:

“Habla la lengua del pueblo para que te escuchemos. Este lenguaje tuyo es extranjero”

Durante ese tiempo escribió una pequeña obra de ética en árabe. Kitab islah al-ajlaq “Libro de la corrección de los caracteres”. En él, nuestro filósofo plasmó los principios de la ética al margen de la religión. Las virtudes y los vicios se muestran a través de los sentidos y los humores. Ej: el sentido más noble es el de la vista; al que atribuye las cualidades de modestia y altivez, pudor e impudor.

Finalmente, impotente y triste, decidió abandonar Zaragoza hacia el año 1045.
“Mi garganta de gritar ha enronquecido,
Mi lengua se ha pegado al paladar;
Mi corazón está turbado
Por mi enorme dolor y por mi pena;
Ha credo mi tristeza y se ha negado
A dar reposo a mis ojos …
¿Cómo puedes pensar que yo estoy vivo,
Si conoces mi angustia?
¿Te parece poco encontrarme entre gentes
Cuya izquierda a mi diestra equiparan?
Estoy sepultado, no en el cementerio,
Mi ataúd se encuentra en mi propia casa;
Doliente, sin madre ni padre,
Pequeño, solo y necesitado,
Separado de mis hermanos, sin más
Compañero que mis pensamientos…
Vivo cual los avestruces,
Entre locos y perversos,
Siendo mi mente como la del Sabio;
Uno te da a beber veneno de serpientes,
Otro te abre la cabeza y te atormenta…
Se alegraría mi alma con mi muerte,
Si encontrara a la Roca, mi refugio.
Siento hastío de mi vida, aborrezco
El que sea mi cuerpo mi morada,
El día de mí júbilo es quebranto … “

Puso rumbo a la taifa de Granada donde el visir y poeta Samuel Ibn Nagrella, gozaba de la mayor confianza del rey zirí, Badis. Ibn Nagrella lo acogió con generosidad, ya que conocía su gran valía. Nuestro poeta se ocupó de la educación del hijo de Ibn Nagrella, Joseph. Durante su estancia en Granada vivió una etapa de tranquilidad y equilibro emocional. Por fin, había encontrado un amigo en Joseph, su vida social mejoró.

“Ven, amigo mío, compañero de las luminarias
Ven conmigo y pernoctemos entre las alheñas;
Ya ves que ha pasado el invierno y
Se oye en nuestra tierra el alboroto
De golondrinas y tórtolas … “

Su relación con el visir, Samuel Ibn Nagrella, tuvo sus altibajos, debido al fuerte carácter de ambos, pero siempre se guardaron respeto y cierto cariño. Uno de sus desencuentros había sido a raíz de la crítica a un poema de Ibn Nagrella, que Ibn Gabirol lo calificó de frío…
Hacia 1056 murió Samuel, las circunstancias para nuestro poeta cambiaron y una vez más la soledad regresó a su vida. Lamentablemente se pierde el rastro de Ibn Gabirol, aunque una vez más la poca información nos llegó de poetas posteriores.  Según Moshé ibn Ezra, Salomón ibn Gabirol vivió sus últimos años en Valencia, donde murió hacia el 1058 sin haber alcanzado los 40 años.

Ibn Gabirol, compuso su obra poética en hebreo, dominaba a la perfección la temática poética, el lenguaje refinado, las imágenes, sus ansias de saber.Entre sus obras de carácter profano volcó sus sentimientos más profundos:  

“Muy grande es mi dolor, incurable mi herida,
Mi fuerza me abandona y mi vigor está debilitado,
Sin escape ni huida está mi alma,
Ni hay lugar en el que yo tenga calma.
Tres cosas se juntaron con mí, extenuando
Mi carne corporal y mi penado espíritu:
Grande culpa, mucho sufrimiento y soledad
¿ y quién podría resistir a los tres?
¿Acaso soy yo el mar o el marino dragón?
¡Oh Dios mio!
¿son de hierro mis huesos o de bronce?
En mí, al que acosan en todo tiempo las desgracias,
Como si en heredad se me entregaran,
¿sólo en mí vas a buscar la falta, como si
En otros hombres no pudieras buscarlas?
Mira, pues, la fatiga de tu siervo y su miseria
De quien el alma es cual ave apresada
Y seré para ti siervo perpetuo y
Jamás pediré liberación”

Ibn Gabirol se adaptó muy bien a la temática profana árabe escrita en hebreo, inspirándose en la belleza, el amor, el vino, la naturaleza, por ejemplo este poema:

“Ese tallo que ha levantado mi corazón con sus flores,
Brote de mirto que plantó el amor en sus anhelos,
Se yergue cual pedestal de marfil para todos hermoso,
Amado, con la cintura estrecha cual un enamorado;
Entenderás el misterio del amor al ver los corazones,
Ya que al ofrecerle tu corazón, te alcanza él sus ojos.
Lloraban los amantes por mí, más ya no lloran,
Pues con zureo de paloma gimo yo ante sus palomos.
Sus mejillas son cual manzanas doradas labradas
De plata, como palabras que se dicen a su tiempo.
Siente vergüenza la luna al ver el brillo
De su tez, se postra el sol sobre su rostro.
Sus pechos son como granadas de oro con adornos
Dorados, ¡ojalá pudiera yo chupar esas granadas! “

Entre sus composiciones litúrgicas, sus obras gozaron de gran prestigio. Según Antonio Antelo Iglesias “para el judaísmo medieval y moderno, Ibn Gabirol fue un himnógrafo de la liturgia sinagogal” 
Destaca Azharot, sobre los preceptos de la Torah o el Keter Malkut o Corona real, una composición donde realizó una reflexión sobre la grandeza de Dios y sus atributos, a continuación hizo una descripción de cada uno de los elementos de la creación y del papel que ocupan el alma y cuerpo del hombre en el universo, le sigue otra reflexión sobre el hombre, ante la conciencia de su concupiscencia y de su propia pequeñez.

“Tú vives, más no desde un tiempo fijado, ni desde un momento conocido.
Tú vives, más no con espíritu ni alma, pues Tú eres alma para el alma.
Tú vives, pero no como la vida del hombre, a la vanidad comparable, que termina en polilla y gusano.
Tú vives, y el que alcance tu misterio hallará placer eterno, “comerá y beberá eternamente”.
Tú eres luz excelsa, te divisan los ojos de las almas puras, más las nubes de los pecados te ocultan de sus ojos.
Tú eres luz latente en este mundo y desvelada en el mundo visible “en el monte del Señor se verá”.
Tú eres luz eterna, los ojos de la mente por ti languidecen y se asombran, más “solo su parte extrema verán, no le contemplarán entero”.
   
Los tratados de filosofía los redactó en árabe, el más importante se conoce bajo el nombre latino de FONS VITAE, el original en árabe se perdió. Se tienen referencias, citas y fragmentos, gracias a autores posteriores. Se conservó, sin embargo, el texto traducido al latín, en el siglo XII por Dominicus Gundisalvus y Johannes Hispanus. Teólogos y filósofos peninsulares y europeos estudiaron a fondo “Fons Vitae”. Existe también una traducción parcial en hebreo realizada en el siglo XIII.
Se trata de una obra metafísica, donde expone su visión neoplatónica del Universo, sin recurrir a la Biblia. Esta escrita en forma de dialogo entre un maestro y su alumno. Ibn Gabirol centra su filosofía de Fons Vitae en la universalidad de la materia: todo cuanto existe, se compone de materia y forma, incluso el alma. Sin embargo, materia no equivale a cuerpo, sino que cabe interpretarla como “potencia” opuesta a “acto”. Para nuestro filósofo la Voluntad es la causa primera del ser y del movimiento, a partir de la cual se suceden la materia y la forma universales, el intelecto universal, el alma universal. (texto del libro de Antonio Antelo Iglesias, ver bibliografía) Creo que será más sencillo leer directamente a nuestro filósofo, para conocer un poco más este tratado.

Extracto de Fons Vitae: “el conocimiento de la esencia primera. La materia y la forma universales: 

“Maestro.- Preguna lo que quieras, que estoy dispuesto a complacerte.
Discípulo.- ¿Qué es, pues, lo que el hombre debe buscar en esta vida?
Maestro.- Puesto que la parte inteligente del hombre es de todas las suyas la mejor, lo que más le importa buscar es la ciencia; lo que de la ciencia es más necesario saber, es que se sepa a sí mismo; para que por esto sepa en verdad las otras cosas que están fuera de él, porque su esencia es comprenderlo y penetrarlo todo, y todas las cosas están sujetas a su potestad; con esto debe buscar también la ciencia de la causa final para la que ha sido creado, para que se aplique mucho a ella, pues que por esto se consigue la felicidad.
Discípulo.- La esencia del hombre tiene causa final. ¿Por qué?
Maestro.- ¿Cómo no, cuando todas las cosas están sujetas a la voluntad del solo grande? …
Sigue más adelante ”…porque la voluntad es la virtud divina que todo lo crea y todo lo mueve; luego es imposible que sin ella se haga nada …” prosigue en otro párrafo “…el movimiento, por el que todas las cosas están engendradas, está sujeto a la voluntad; preciso es, por tanto, que el movimiento de aquéllas dependa del movimiento de ésta, y su reposo, de su reposo.” El discípulo sigue preguntando y el maestro le responde: “Se sigue que la quietud y el movimiento en la generación del hombre, tenga por causa la voluntad que obliga”  “…la causa final de la generación del hombre es la aproximación de su alma al mundo más elevado, para que cada cual retroné a lo que le es semejante.”  “Llegamos a ello por la ciencia y por la obra, porque por la ciencia y por la obra se une el alma a la vida más elevada, pues que la ciencia conduce a la obra y la obra separa del alma los enemigos que la dañan y la repone en su naturaleza y en su substancia; y en general, la ciencia y la obra emancipan al alma de la cautividad de la naturaleza y la libertan de sus tinieblas y obscuridad, y de este modo el alma recobra su vida más elevada…”

En otra parte de este tratado el maestro le dice a su alumno:

“Maestro: No debes creer que el conocimiento de la materia y de la forma puede bastarte totalmente; no te apresures: esfuérzate por entender la esencia de cada una de ellas, la materia universal y la forma universal, despojadas una de otra …Cuando hayas hecho esto, tu alma se hará más sutil, tu inteligencia se iluminará y penetrará hasta el mundo de la inteligencia y entenderás la universalidad de la materia y de la forma; y la materia con todas las formas que están en ella serán para ti como un libro abierto y te hará pensar por la inteligencia de sus dibujos, percibirás con tu entendimiento sus figuras, y esperarás poder alcanzar su conocimiento, que es el que sigue a éste …
Discípulo: ¿Qué fruto obtendremos con este trabajo?
Maestro: La liberación de la muerte y la unión a la fuente de la vida.”

Como ven, son temas muy profundos y para mí difíciles de plasmar de forma sencilla en este artículo. Los invito a leer de forma completa este primer extracto de Fons Vitae, en el libro Judíos Españoles de la Edad de Oro del autor Antonio Antelo Iglesias. Pág. 93 – 103.


BIBLIOGRAFIA:
-          Judíos españoles de la Edad de Oro (siglos XI – XII), Antonio Antelo Iglesias – Fundación Amigos de Sefarad, Madrid 1991
-          Poetas hebreos de al-Andalus (siglos X – XII) Antología – Ángel Sáenz-Badillos y Judit Targarona Borrás. Ediciones El Almendro, Córdoba
-          Literatura hebrea en la España Medieval. Ángel Sáenz-Badillos – Fundación Amigos de Sefarad, Madrid 1991
-          http://plato.stanford.edu/entries/ibn-gabirol/  Stanford Encyclopedia of Philosophy. Es un post muy completo, lleno de detalles y con una amplísima bibliografía.

               - http://es.geocities.com/judios_sefarad/gabirol10.htm