PERSONAJES ANDALUSÍES
EN RUTA POR ORIENTE
Por
Elisa Simon
El
presente artículo le sigue a uno publicado anteriormente llamado “los viajeros
andalusíes”. Ambos forman parte de una charla, que ofrecí hace un tiempo en la Asociación
Amigos del Legado Andalusí, asociación cultural a la cual tengo el orgullo
de pertenecer.
En esta ocasión, nos vamos de viaje, concretamente a Oriente. Así que
relájense y disfruten de la travesía.
A
lo largo y ancho de la historia las personas se desplazaron por motivos
diversos, como el comercio o las colonizaciones.
Los viajeros andalusíes musulmanes, los motivaba a viajar la
religión islámica, y los andalusíes en general, se sentían atraídos a viajar por la
cultura de Oriente, los estudios, el comercio, el afán del conocimiento.
Estos
“trotamundos” medievales, solicitaban una serie de servicios, que eran
suministrados a lo largo del Mediterráneo y Oriente. Funduq, caravansares o
khan son edificios con un gran patio central en torno al cual se albergaba a
los comerciantes o peregrinos tanto en ciudades como a lo largo de las rutas.
Cuentan con una zona de almacenaje de mercancía, otra de establos y la parte
superior habitaciones para el descanso de las personas. Según la zona
geográfica este tipo de alojamiento se denomina de forma distinta, funduq en el
Magreb, khan o caravansar en Oriente.
Los
establecimientos de comida, los vendedores de los zocos, todos los recibían con
los brazos abiertos. Solían viajar a solas o en grupos grandes o pequeños, formando lo que se conoce como caravanas, que las
formaban aquellos que mediante un pago determinado, compartían ruta y una serie
de servicios ofrecido por el dueño de la caravana. Era una forma de viajar
bastante segura. La hospitalidad y la solidaridad son algunas de las costumbres
preislámicas, por el origen nómada de los beduinos arábigos.
Muchos de estos viajeros no
poseían grandes fortunas, por lo que solían
organizarse y alojarse en morabitos y rábitas, donde vivían los monjes y
estaban subvencionadas con fondos públicos o donaciones piadosas, que cubrían
las necesidades mínimas de alimentación y vestido a viajeros y necesitados.
Desierto de Merzouga, Marruecos. Febrero 2007.
Imagen tomada por mi desde el segundo camello desde la izquierda.
Hacia
el siglo VIII, cuando el Islam se había extendido por gran parte de Oriente y
seguía su expansión hacia el Mediterráneo, el califa o sucesor del Profeta,
desde su sede enviaba a gente para que explorara las nuevas tierras
conquistadas. El califa necesitaba obtener información geográfica, geológica, antropológica, ect. Entre
los datos obtenidos por estos exploradores se encontraban los itinerarios, las
vías y los caminos terrestres y marítimos, con el fin de poder establecer rutas
de comunicación. No sólo para los transeúntes o comerciantes, sino para el movimiento
de las tropas, los mensajeros, los espías, las embajadas diplomáticas. Los
libros con las descripciones de países y sus gentes se convirtieron en un
artículo fundamental para el desarrollo de las rutas por Oriente.
En el
caso de los jóvenes andalusíes y magrebíes un motivo de viaje fue los estudios.
Aquellos que disponían de medios y ávidos de saber, atravesaban mares y
montañas para asistir a las clases magistrales de los grandes maestros tanto en
las ciencias profanas como en las ciencias religiosas. Se creó así una especie
de plan de estudios que exigía un recorrido cultural por diversas ciudades,
donde los estudiantes eran formados y obtenían la licencia necesaria para
ejercer la profesión que habían elegido, tales como la medicina, jurisprudencia,
poesía o cualquier tipo de arte o ciencia. Hasta el siglo X los andalusíes
acudían a Oriente para formarse, si bien, bajo el esplendor de la dinastía
Omeya en al-Andalus, las tornas cambiaron, ya que muchos de esos grandes
maestros se establecieron en Córdoba bajo la protección del califa. De esta
manera se fraguó una excelente generación de maestros andalusíes que hacían
innecesario el viaje a Oriente para obtener la licenciatura.
Otro
motivo para emprender un camino lleno de aventuras y peligros era la religión. Los
musulmanes deben cumplir ciertos preceptos, entre los que se encuentra la
peregrinación a La Meca, al menos una vez en la vida. La situación geográfica
de al-Andalus, en el extremo occidental del mundo islámico medieval, imponía un
largo desplazamiento a quienes deseaban cumplir con el precepto de la
peregrinación a La Meca o bien iban en busca del saber y de la ciencia.
Los andalusíes, que quería ir hacia Oriente debían pasar por
Egipto. Durante toda la historia de al-Andalus se ha mantenido una buena,
fluida relación a todos los niveles. Tanto como lugar de llegada de los
peregrinos andalusíes, como los comerciantes, especialmente entre Almería y
Alejandría. Los continuos flujos de migraciones sobre todo después de la toma
de Toledo (1085), cuando gran cantidad de andalusíes toledanos encontraron
refugio en aquel país, también emigraron artistas, artesanos, maestros, etc.
El perfil del viajero andalusí,
es el de un hombre que ya había recibido una formación intelectual en
al-Andalus, con un nivel económico medio y alto, con idea de continuar sus
estudios en el Magreb, en ciudades culturales de primer nivel como Fez,
Trípoli, Qayrawán, Túnez, Alejandría, El Cairo, etc.
Otra escala en su formación era
la visita a la Península Arábiga, concretamente las ciudades de Medina y La
Meca, no solo para cumplir el precepto religioso, sino para contactar con los
sabios y maestros que hasta allí se acercaban desde sus respectivos lugares de
origen.
Finalmente, no era raro que el viajero
andalusí, antes o después de cumplir con los ritos religiosos, prosiguiera su
andar para continuar sus estudios en Siria, Yemen o Jurasán.
Los andalusíes usaban las
siguientes rutas para efectuar sus viajes:
Ceuta solía ser la primera
escala, desde allí continuaban por vía terrestre o marítima hacia ciudades como Fez, Trípoli, Qayrawán,
Túnez, Alejandría y El Cairo antes de cruzar hacia la Península Arábiga.
-
la ruta marítima:
Algeciras-Ceuta, desde donde
seguían paralelamente a la costa de África, hasta llegar a Alejandría. Más
tarde, durante las Taifas y sobre todo bajo los almorávides, desde Denia o
Almería, pasando por el estrecho de Messina hacia Alejandría. El faro de
Alejandría fue una de las razones de la fama de esta ciudad, en época de los
Mamelucos.
- la ruta terrestre:
A través de los territorios del
Magreb hasta Alejandría, pasando por Gabés, Tremcén, Tiaret, Túnez, Qayrawan,
Trípoli, siguiendo el itinerario paralelo a las costas del Mediterráneo y
algunas veces, los oasis del desierto occidental egipcio hasta la ciudad de
Qus, en el Alto Egipto.
Con idea de transmitir las
experiencias vividas, se creó en al-Andalus y el Magreb, un tipo de literatura
muy demandada, llamada en árabe Rihla, que significa viaje. Si bien en sus
inicios el desarrollo fue lento, alcanzó un gran auge en el siglo XII. Época en
que el occidente musulmán se unificaba bajo los almorávides y más tarde los
Almohades. Por otro lado, el avance cristiano a partir del siglo XI produjo una
gran inseguridad en la población y provocó numerosas migraciones de sabios
andalusíes, que decidieron abandonar sus ciudades. Toledo, Zaragoza, Valencia,
Córdoba o Sevilla quedaron huérfanos de sabios y maestros. Muchos de ellos
encontraron mecenazgo y se instalaron en países norteafricanos, como Marruecos
y Túnez, pero también en ciudades como Alejandría o El Cairo y un poquito más
allá, Damasco, Aleppo, Bagdad, etc.
Podemos decir que la Rihla o los
relatos de viaje, es una aportación andalusí y magrebí. Estos libros son
auténticos documentos históricos, llenos de información de primera mano, con un
toque personal del viajero en cuestión. Hubo muchos viajeros andalusíes y
magrebíes, pero los más destacados fueron: IBN AL-QALLAS (s. IX-X) ´ABD ALLAH
B. AL. ´ARABI (s. XI-XII) IBN YUBAYR (s. XII-XIII) IBN RUSAYD (1º mitad s.XIII)
IBN SA´ID AL-ANDALUSI O AL MAGRIBI (s. XIII) IBN BATTUTA (s. XIV) IBN AL-JATIB
(s. XIV)
El siguiente artículo Ibn Yubayr
nos llevará por lugares hermosos, seremos casi testigos de acontecimientos
históricos, veremos a través de sus ojos ciudades hermosas como Damasco o
Bagdad.
BIBLIOGRAFIA:
CSIC: ABU HAMID. ANA RAMOS,
UNIVERSIDAD MADRID.
Ibn Yubayr: A través del Oriente. El
siglo XII ante los ojos. Rihla (ed. Felipe Maíllo Salgado). Barcelona: Eds.
del Serbal, 1988, pp. 25
NOTA:
Sobre Ibn Battuta hay una
magnífica serie documental. De Tim Mackintosh.
INTERNET http://www.saudiaramcoworld.com/issue/196107/ibn.battuta.traveler.from.tangier.htm
http://www.saudiaramcoworld.com/issue/200504/the.traveler.ibn.battuta.htm
http://www.mackintosh-smith.com/
Elisa, en tu línea, me encanta, muy informativo, acercándonos historias muy diferentes de Al Andalus; me estoy dando cuenta que mis conocimientos sobre el tema son muy generales.
ResponderEliminarEnhorabuena, sigue por favor.
Elena