viernes, 12 de agosto de 2016

RABI ISAAC BEN BARUCH ALBALIA


RABI ISAAC BEN BARUCH ALBALIA (1035 Córdoba – 1094 Granada)

Por Elisa Simon

“ formó parte del grupo de los cinco grandes talmudistas de nombre Isaac de la generación de ibn Gayyat” - Libro de la Tradición de ben David

La mayor parte de la información sobre la vida de Isaac ben Baruch Albalia, la proporciona Abraham ibn Daud en su Sefer ha-Qabbalah o el Libro de la Tradición. Isaac ben Baruch Albalia, procedía de una antigua familia aristocrática de Córdoba. Fue un gran maestro talmudista, astrónomo, matemático y nasí de los judíos de la taifa de Sevilla.

Dice la tradición, que un ancestro llamado Baruch, era un príncipe de Judea, compañero o discípulo del profeta Jeremiah. Pasadas unas generaciones, en el año 70d.C., un personaje llamado Baruch fue hecho prisionero bajo el general romano Tito, cuando éste sitió Jerusalén.
El romano envió un número de prisioneros, entre ellos Baruch, al exilio hacia la Península a la ciudad de Augusta Emerita (Mérida), donde desarrolló la industria de la seda.
 

Siglos más tarde, hacia el año 1000 la familia Baruch vivía en Córdoba y pertenecían a la aristocracia. En ese ambiente de lujo y prestigio nació Isaac, en el año 1035. Desde pequeño mostró aptitudes para los estudios. Sus padres confiaron sus primeros años de enseñanza al profesor procedente de Francia llamado R. Perigoras, según ibn Daud. Cuando tuvo la edad suficiente marchó a Lucena, donde prosiguió avanzando en sus conocimientos de las ciencias bajo la tutela de maestro Isaac ibn Gayyat.



En aquel tiempo, Samuel ibn Nagrella, visir de la Granada zirí, tuvo conocimiento del nivel intelectual de Isaac y se ocupó de facilitarle los libros y manuscritos de su propia biblioteca, para sus estudios. Isaac estableció una buena y sincera amistad con la familia Nagrella. A la muerte de Samuel en el año 1056, su hijo Joseph de la misma edad que Isaac, prosiguieron la amistad y el mecenazgo. En un momento dado de su vida y años de estudio, tuvo un enfrentamiento con el maestro y rabino Isaac ben Jacob el-Fezí, que acabó con la amistad entre ambos. A los 30 años comenzó a escribir su gran obra, inconclusa, QUPPAT HA-ROKHELIM, en la que comenta algunos de los pasajes más difíciles del Talmud.

Escribió otra obra sobre los principios del calendario judío, basado en sus conocimientos de matemática y astrología, llamada MAHBERET SOD HA-IBBUR, obra que dedicó a su buen amigo granadino Joseph ibn Nagrella. 
 


Isaac viajaba con frecuencia a Granada para visitar a Joseph y su familia, hospedándose en casa de éste. Estaba allí cuando en el año 1066 se produjo la matanza en la judería. Ellos fueron sorprendidos, presa del pánico huyeron por las callejas, siendo atrapado y matado Joseph. Isaac junto con la familia de Joseph lograron ponerse a salvo y en cuanto pudieron huyeron hacia Lucena, donde su esposa e hijo, Azariah, encontraron refugio.

Consternado y triste por la muerte trágica de su amigo, Isaac retornó primero a Córdoba antes de establecerse en Sevilla, donde gobernaban los banu Abbad. Una vez en la corte entabló amistad con el príncipe heredero, quien nada más subir al trono en el año 1069, el rey al-Mu'tamid le ofreció un lugar en la corte, como astrólogo, al tiempo que lo nombró rabino y nasí o príncipe de los judíos de la taifa de Sevilla.


Durante su período en la corte sevillana, gracias a su prestigio, hizo mucho por su comunidad. Como rabino y maestro atrajo a Sevilla a un número importante de estudiantes del Talmúd, convirtiendo a la ciudad en un centro para la enseñanza de la cultura y tradición judía peninsular bajo su patrocinio. Entre sus alumnos se hallaba su propio hijo Baruch, Joseph ibn Saddiq y Yosef ben Migash.
Empleó todo su esfuerzo y dinero en recuperar biblioteca de los Nagrella, cuyos ejemplares se habían desperdigado después de la matanza en la judería.
De esta manera y a lo largo de los años logró reunir en Sevilla una inmensa e inigualable biblioteca de temática judía.

En la corte sevillana coincidió con otros científicos, como el gran Azarquiel, astrónomo también y el agrónomo ibn Bassal ambos provenientes de Toledo. Disfrutó del talento de los grandes poetas, entre tertulias y fiestas. Los astrónomos andalusíes contaban con gran prestigio y eran tenidos muy en cuenta por los gobernantes para quienes levantaban horóscopos. Con su astrolabio leía las estrellas para presagiar el futuro o elegir el campo de batalla o la fecha idónea para la victoria. 

 
Cuando llegaron los almorávides hacia el 1090, el rey al-Mu'tamid fue enviado al exilio. Isaac se tuvo que ir de Sevilla y se estableció en Granada, que por aquel entonces ya se había recuperado la vida en la judería. Allí vivió sus últimos tres años. En su lecho de muerte, su hijo Baruch de 17 años le preguntó a su padre:

¿ con quién me vas a dejar?

Ve a ver a al-Fezí y dile en mi nombre que le perdono sus rudas palabras hacia mí persona y que él me perdone a mi también. Dile que le pido que cuide de mi único hijo y que sea un padre y maestro para ti.

Así fue, Baruch marchó a Lucena y el maestro el-Fezí, emocionado por las palabras de Isaac, lo acogió como un hijo y le enseñó todo lo que sabía, hasta que Baruch se convirtió en un gran maestro talmúdico.


BIBLIOGRAFÍA:

- “al-Mu'tamid y los Abadíes” de Pilar Lirola Delgado. Ed. Fundación Ibn Tufayl de Estudios Arabes
- “Literatura hebrea en la España medieval” de Ángel Sáenz-Badillos. Ed. Fundación Amigos de Sefarad
- “Sefer ha-Kabbalah” (el libro de la Tradición) de R. Abraham ha-Leví ben David. Ed. Granada 1922 
 
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